***Si te soy sincera, en estos momentos no me siento preparada para una relación***
Esa fue la frase que solté en un momento que necesitaba zafarme de una situación incómoda. La verdad, no hallaba como decirle: pana no eres mi tipo.
¿Cómo te explico que no me gustas? Siempre me he considerado honesta, pero en estos temas me cuesta un poco, porque pienso en qué pensará el otro o cómo se sentirá si le digo eso.
En otras ocasiones me he excusado diciendo que estoy enfocada en mi trabajo, mi hijo y actualmente mi tiempo es muy limitado.
Esto no los espanta del todo, porque comienzan a decir: que si es que tengo miedo a entablar una relación o que para todo hay tiempo, en fin… al final, termino con mi mejor excusa: Ahora mismo no me siento en condiciones de estar con alguien.
A nadie le gusta ser rechazado, pero la atracción no puede ser obligada, y si no surgió, no hay manera.
No puede un hombre esperar que una caiga a sus pies solo porque te pretendió, hizo cosas para agradarte, se comieron un helado, compartieron un café, rieron juntos, le contaste un poco de tu vida. Nada de eso es sinónimo de que me gustas.
Una amiga más sincera me dijo: “¿Qué tanto? Le digo que no me gusta y listo. Sin adorno, así me pase de antipática”.
Pero si no te consigues a alguien tan directo como ella, es bueno prestar atención y no hacerlo más difícil, a la primera excusa, capta el mensaje y no insistas. No preguntes ni intentes entender los porqués.
En el caso de los caballeros, tienen su excusa preferida: no eres tú, soy yo; o “no quiero hacerte daño”.
También se cuelan por ahí: “No soy la persona para ti”, “siempre te he visto con ojos de amistad”, “tú eres buena persona. Pero esto no se trata de ti”.
Todo esto nos lleva a una sola verdad: ¡No eres su tipo! Así que estas frases no son más que simples pretextos para no tener que explicar las verdaderas razones. Un terrible hábito por cierto, que según dicen los expertos es una forma de no sentirse tan culpable, y los hacemos por miedo a asumir la responsabilidad en los hechos.
Pero viéndolo un poco más objetivo, deberíamos normalizar recibir ese comentario y no sentirnos víctimas si alguien se atreve a decirnos que no le gustamos, ni que fuéramos monedita de oro, para que apenas nos vean les relumbren los ojos.
Keimary Ruiz H. / Periodista / @keiruizh