El Arte del liderazgo político / Más allá de las apariencias

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¿Qué es el liderazgo político?

Antes de empezar a leer este artículo sobre el liderazgo político te pido que puedas hacerte esta pregunta:

¿Soy capaz de inspirar a otros, comunicar una visión clara de lo que pretendo conseguir y motivar a mi equipo para trabajar hacia objetivos comunes en mi proyecto político?

Si la respuesta es sí, entonces no hace falta que continues con la lectura de este artículo, te felicito tienes madera de líder. A cambio si la respuesta es no y quieres afrontar un reto político, te recomiendo dedicar un momento a entender de que va esto del liderazgo en la política.

En el complicado escenario social actual, ser un líder eficaz va más allá de las brillantes promesas y la ostentosa retórica.

El arte del liderazgo político requiere un conjunto único de habilidades y valores que trascienden las apariencias superficiales. En este análisis, exploraremos los requisitos fundamentales para aquellos que aspiran a destacar en el mundo de la política en su pueblo, ciudad o cualquier otro ámbito.

La política se ha convertido más que en un debate de ideas en una selección de personal, de ahí la importancia de construir liderazgos que llamen la atención, que sorprendan y que conecten en los primeros segundos con la ciudadanía, no hay segundas oportunidades.

Un líder es un repartidor de esperanza, decía Napoleón Bonaparte.

Desde la integridad y la empatía hasta la habilidad para comunicarse de manera efectiva y la visión a largo plazo, estos elementos constituyen la esencia misma de un liderazgo político auténtico y orientado hacia el bienestar de la sociedad.

En lugar de simplemente ocupar o pensar que se ocupa una posición de poder, se trata de forjar un camino que inspire confianza, genere cambio y construya relaciones a diario con el electorado.

En el momento de las elecciones, la figura del candidato se erige como el epicentro de la toma de decisiones para el electorado.

Su valor, en la gran mayoría de ocasiones, supera con creces la suma de las competencias individuales del resto del equipo. Seguro que te preguntarás ¿y el resto del equipo no se tiene en cuenta por los votantes? Si, pero en menor medida, esa es la realidad. Es el candidato quien encarna las visiones, valores y compromisos que resonarán con la ciudadanía. Su capacidad para comunicar, inspirar confianza y articular una visión convincente del futuro político eclipsa, en gran medida, la importancia de los integrantes del equipo.

Hay muchos factores determinantes que se tienen en cuenta por la ciudadanía a la hora de decidir su voto en unas elecciones: las personas que van en la lista de una candidatura, el candidato o candidata, lo que percibe o recibe de los medios de comunicación tradicionales (prensa, tv, radio, folletos), lo que percibe o recibe en las redes sociales o medios digitales, el partido político, aquello que me dicen mis personas cercanas, pero el capítulo del liderazgo es el más trascendental.

La política es un campo complejo y dinámico que requiere habilidades excepcionales de liderazgo, algunas innatas, otras se pueden trabajar y mejorar.

¿El líder en política nace o se hace?

La pregunta sobre si un líder político nace o se hace ha sido objeto de debate en la literatura sobre liderazgo y desarrollo personal. La realidad es que ambos factores desempeñan un papel en la formación de un líder político.

Factores innatos (nacer): Algunas personas parecen tener ciertas características y habilidades innatas que les facilitan asumir roles de liderazgo. Estos rasgos pueden incluir la inteligencia emocional, la empatía, la capacidad de comunicación efectiva, la resiliencia y la determinación. Estas características pueden proporcionar una base sólida para el liderazgo, pero la presencia de estas cualidades no garantiza automáticamente que alguien se convierta en un líder político exitoso.

Factores adquiridos (hacer): El entorno, las experiencias de vida, la educación y las oportunidades desempeñan un papel crucial en la formación de un líder político. La adquisición de conocimientos, habilidades y experiencias prácticas a lo largo del tiempo puede moldear y desarrollar las capacidades de liderazgo de una persona. La educación formal, la participación en organizaciones comunitarias, la experiencia laboral en el sector público o privado, y la exposición a situaciones desafiantes son formas en las que alguien puede “hacerse” como líder político.

En resumen, la formación de un líder político implica una combinación de factores innatos y adquiridos.

Algunas personas pueden tener predisposiciones naturales que las hacen más propensas a asumir roles de liderazgo, pero el desarrollo continuo, la experiencia y el aprendizaje son fundamentales para el éxito a largo plazo en la arena política.

Además, la autenticidad y la conexión con la comunidad son aspectos importantes que un líder político debe cultivar, independientemente de sus características innatas o adquiridas.

Ahora bien, si me preguntas a mi como asesor político y sobre esta cuestión y después de trabajar durante años con candidatos, liderazgos consolidados y otras personas dedicadas a la vida pública, en mi opinión, un líder político tiene más de la parte innata que de lo que pueda ir trabajando a lo largo de su vida política. Ambos capítulos se complementan, pero el liderazgo político se tiene o no se tiene.

¿Líder o jefe?

La principal diferencia entre un jefe y un líder es visible en su enfoque y estilo de gestión de conflictos y recursos humanos entre otros.

Mientras que un líder tiende a inspirar, motivar y guiar a su equipo político, fomentando un ambiente colaborativo, un jefe a menudo se centra en dar órdenes y supervisar el cumplimiento de tareas sin necesariamente involucrarse en el desarrollo personal y profesional de los miembros del equipo.

El liderazgo se basa en la influencia positiva y la inspiración, mientras que el rol de jefe a menudo se asocia más con la autoridad y la supervisión directa.

Ser un buen líder político va más allá de la retórica y la apariencia. Requiere una combinación única de habilidades, valores y compromisos para enfrentar los desafíos de una sociedad en constante evolución. Aquí tienes 7 grandes apartados para liderar un proyecto político y algunos ejemplos que los ilustran.

1. Integridad y ética

En el tejido mismo, la integridad y la ética son pilares fundamentales. Un líder político debe actuar con honestidad y transparencia, manteniendo sus compromisos y principios incluso en las situaciones más desafiantes. La confianza del público se construye a medio y largo plazo sobre la base de la integridad.

Un ejemplo destacado de integridad y ética en un líder político fue Nelson Mandela, expresidente de Sudáfrica. Mandela, figura clave en la lucha contra el apartheid, dedicó su vida a la defensa de la justicia y la igualdad.

Durante sus 27 años de prisión, nunca renunció a sus principios y rechazó la libertad condicional en varias ocasiones, insistiendo en que la libertad para su pueblo era su prioridad.

Después de ser liberado, lideró la transición pacífica hacia un gobierno democrático en Sudáfrica, abogando por la reconciliación en lugar de la venganza.

Su enfoque en la justicia, la igualdad y la unidad demuestra un compromiso inquebrantable con la integridad y la ética, dejando un legado que trasciende fronteras y continúa inspirando a líderes de todo el mundo.

2. Empatía y comprensión

Como líder o lideresa debes comprender las necesidades y preocupaciones de tu ciudad o país. La empatía no solo implica entender, sino también conectarse emocionalmente con las personas.

Al comprender las experiencias de los ciudadanos, un líder puede tomar decisiones informadas y trabajar hacia soluciones que beneficien a toda la sociedad.

En el ámbito municipal de España, un ejemplo de empatía y comprensión podría ser Ada Colau, actual alcaldesa de Barcelona.

Su estilo de liderazgo ha sido caracterizado por la conexión directa con la ciudadanía, demostrando empatía a través de acciones y políticas que buscan mejorar la calidad de vida de los habitantes de Barcelona.

3. Habilidad para la comunicación

La comunicación efectiva es esencial en política. Un buen líder debe ser capaz de articular claramente sus ideas, inspirar a la población y construir consenso.

La habilidad para escuchar también es crucial; entender las opiniones diversas fomenta un diálogo constructivo y promueve la inclusión de diferentes perspectivas en la toma de decisiones.

Eres lo que comunicas, por eso no es lo que dices, es como lo dices.

4. Visión a largo plazo

La política no solo se trata de gestionar el presente, sino también de planificar el futuro. El electorado valora mucho más lo que se va a hacer, que aquello que ya se realizó. Lo hecho, hecho está.

Un líder político efectivo debe tener una visión a largo plazo que trascienda los ciclos electorales. Esta visión proporciona una guía clara para la mejora continua de la sociedad.

Un verdadero líder se dedica a lo que realmente es importante, prioriza siempre.

5. Toma de decisiones firme y basada en evidencias

Las decisiones políticas a menudo son difíciles y controvertidas. Un líder debe tener la capacidad de tomar decisiones firmes, pero también basadas en evidencias sólidas. La implementación de políticas informadas por datos y análisis cuidadosos ayuda a construir un gobierno confiable y eficiente.

La gente vota más a un líder que inspire confianza que a otros que puedan aparentar ser más fuertes o cercanos, confianza, confianza y confianza.

Un ejemplo de líderesa en este capítulo lo encontramos en la que fuera canciller alemana Angela Merkel desde el 2005 hasta el 2021. Durante su mandato y liderazgo, Merkel se destacó por su enfoque pragmático y su capacidad para tomar decisiones fundamentadas en datos y evidencias.

Se le reconoció por su enfoque analítico y meticuloso al abordar los desafíos que enfrentaba Alemania y la Unión Europea, como la crisis financiera de 2008, la crisis de refugiados de 2015 y la pandemia de COVID-19.

Sus decisiones estaban respaldadas por una comprensión profunda de la situación, así como por el análisis de expertos y datos científicos. Durante la pandemia de COVID-19, Merkel lideró a Alemania de manera ejemplar al seguir de cerca la evolución de la situación, basándose en los datos científicos y en las recomendaciones de expertos en salud pública.

Sus medidas preventivas y restricciones se tomaron en función de la evidencia científica disponible, demostrando su compromiso con la toma de decisiones basada en datos objetivos y confiables. Este enfoque basado en evidencias y toma de decisiones sólidas contribuyó a la reputación de Merkel como una líder pragmática y confiable, que prioriza el bienestar y la seguridad de su país.

6. Colaboración y construcción de coaliciones

La política moderna implica la gestión de diversas opiniones y grupos de interés. Un líder político exitoso debe tener la capacidad de construir coaliciones y trabajar en colaboración con diferentes sectores de la sociedad. La construcción de consenso es esencial para la estabilidad y el éxito a largo plazo.

7. Adaptabilidad y Resiliencia

El entorno político está sujeto a cambios constantes. Un líder efectivo debe ser adaptable y capaz de enfrentar desafíos imprevistos con resiliencia. La capacidad de aprender de las experiencias y ajustar las estrategias según sea necesario es clave para la supervivencia política a largo plazo.

Ser un buen líder político requiere una combinación única de cualidades personales y habilidades profesionales.

La integridad, la empatía, la comunicación efectiva, la visión a largo plazo, la toma de decisiones informada, la colaboración, la adaptabilidad y la resiliencia son ingredientes esenciales para aquellos que buscan liderar con éxito en el complejo escenario político.

Más allá de las promesas electorales, son estas cualidades las que verdaderamente definen a un líder político competente y capaz de llevar a su pueblo hacia un futuro mejor. Para ser líder hay que creérselo.

Seguro que hay muchas más cualidades y muchas preguntas sobre el liderazgo exitoso en la política, pero no hay fórmulas mágicas para conseguirlo, el talento se tiene o no se tiene, la empatía y la capacidad de generar confianza vienen de fábrica, para lo demás vuelve a hacerte la pregunta del inicio.

Isaac Hernández
Consultor experto en marketing político y comunicación
www.isaachernandez.es

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