Aunque sus melodías vibrantes siguen resonando en las celebraciones y reuniones familiares venezolanas, las nuevas generaciones quizás desconozcan la fascinante historia detrás de Luis María Frómeta Pereira, inmortalizado como el inolvidable Billo Frómeta.
Nacido el 15 de noviembre de 1915 en Santo Domingo, República Dominicana, su conexión con la música floreció desde temprana edad. La melodía fue una materia fundamental en su educación primaria y complementada con estudios de saxofón, armonía, composición, teoría y solfeo.
Criado por una tía tras ser separado de sus hermanos, el peculiar apodo “Billo” surgió de la observación de sus tías, quienes notaron su tendencia infantil a hablar en estribillos.
Su talento musical lo llevó a cofundar la orquesta de los bomberos dominicanos a los 15 años y a integrar la primera sinfónica de su país a los 18.
Un punto de inflexión crucial llegó en 1937, cuando una invitación para tocar en una fiesta de fin de año en un prestigioso local caraqueño lo trajo a Venezuela.
Frómeta y su grupo, inicialmente Santo Domingo Jazz Band, obtuvieron permiso para salir de la entonces convulsa República Dominicana bajo el régimen de Rafael Leónidas Trujillo, aunque con la condición de cambiar su nombre a Trujillo Jazz Band, una imposición que generó malestar en el músico.
Al llegar a Caracas, los empresarios advirtieron que dicho nombre podría generar rechazo por la oposición al gobierno trujillista.
Fue así como la agrupación se rebautizó como Billo’s Happy Boys, un tributo a su líder. “Fue amor a primera vista” relata Amable Frómeta, hija del músico, sobre la llegada de su padre a Venezuela, donde encontró en la radio un poderoso aliado para difundir su música.
Tras superar un periodo de salud delicada que lo alejó temporalmente de los escenarios, en 1940 Frómeta dio un paso trascendental al fundar la Billo’s Caracas Boys, un homenaje a la capital venezolana.
La orquesta rápidamente impuso un estilo inconfundible en las décadas de los 40 y 50. Billo’s Caracas Boys lograron un éxito arrollador con numerosas canciones que se convirtieron en clásicos populares como “Epa Isidoro”,”Toy Contento”, “La Vaca Vieja”, “Canto a Caracas”
Luego de más de medio siglo dejando una huella imborrable en el pentagrama venezolano.
Billo Frómeta falleció el 5 de mayo de 1988, poco después de ser hospitalizado.
Su legado perdura como testimonio del talento de un dominicano que encontró en Venezuela su hogar y le regaló un invaluable patrimonio musical. Como alguna vez expresó, “Venezuela me lo dio todo”.
Armelys Alenjandra Fuenmayor ECS Unerg
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