Artículo Eduardo López Sandoval / Maduro es la gallina 44…

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El primer párrafo de este escrito está dirigido a quienes acompañan a la Revolución Bolivariana por siempre que se recuerde, que estuvieron en la cadena donde el presidente anunció el aumento del salario último, que todos aplaudían y sonrieron como enorgullecidos. Enorgullecidos. De la conjugación de este verbo nos dice el diccionario un ejemplo de su correcto uso: “enorgullecerse por los triunfos conseguidos”, como debe sentirse un maratonista al terminar por 44 ocasiones un exigente maratón. El fracaso no es motivo de orgullo, si en 44 ocasiones el corredor no ha logrado terminar llegando a la meta, es razón para que se sienta 44 veces apenado, no es normal que se enorgullezca. El que el Interfecto vocifere como un éxito los repetidos aumentos de sueldo, que es el fracaso en su gestión en la conducción de la economía, es como si la madre superiora de un convento en rueda de prensa se enorgullezca de que cuarenta y cuatro de sus novicias están embarazadas, y la Conferencia Episcopal en pleno, presentes en el anuncio, la aplaudan a rabiar.

Los aumentos de sueldo mínimo por la vía del decreto presidencial deben verlos los economistas como síntomas de La Enfermedad: es el fracaso. Distinto es que el presidente anuncie orgulloso que en su gestión no ha sido necesario aumentar el salario mínimo ni una sola vez, gracias a su excelente gestión de gobierno. Durante su larga gestión la canasta básica ha permanecido igual, y el salario mínimo siempre ha sido suficiente para adquirir esta canasta, por lo que no ha sido necesario realizar la intervención de aumentar nada. (Vale este paréntesis. El INE nos dice al respecto, “La Canasta Alimentaría Normativa (CAN), es un indicador estadístico que tiene por objeto medir el costo mensual de un conjunto de alimentos que cubren la totalidad de los requerimientos nutricionales”. Los datos que tenemos acerca del monto de esta Canasta Básica en abril, antes del “aumento” del Día del Trabajador, es de 52.680.900,98 bolívares – ¡millones!-, para este mes de mayo, mes de la Elección de Maduro, no tenemos datos, pero antes de que termine el mes, me confió el profesor Ramonote Mandefuá, debe superar los cien millones, bien lejos de su mínimo salario mínimo…)

Señor Presidente, y se lo digo en el tono de Miguel Ángel Asturias, su doblez en el hablar engaña a los incautos, cuando usted dice que aumenta el salario mínimo no aumenta na, al contrario, lo empequeñece. Le pongo como luces, de la realidad de estos llanos, el ejemplo más sencillo ante sus evidentes dificultades: Ramonote Mandefuá, el profesor de Historia de Venezuela, jubilado, con los empequeñecidos bolívares que le producía esta pensión, antes de que usted realizara el supuesto aumento del Día del Trabajador, le alcanzaba para comprar justamente un cartón de huevos y un kilo de carne molida. Después del “aumentó” Ramonote se quedó sin huevos; mis panas lectores, no hacer por favor chiste con esa metáfora que sola nos salió, “Ramonote se quedó sin huevos”, porque el viejito puede responder:

-Ahora con este aumento tengo que elegir, me quedó sin carne o sin huevos, mejor es que no nos aumente más…

Al hurgar al viejito acerca de lo puede augurar el resultado de las próximas elecciones presidenciales, responde:

-Esas no son elecciones presidenciales na, esas son las Elecciones de Maduro, de todas maneras gane quien gane de los que están disque compitiendo en este teatro bufo, Chávez no se va, por lo que se ve clarito es que para diciembre no vamos a tener ni huevo, ni carne, …ni hallaca donde ponerlas…, jajá.

Maduro es la gallina 44. Explicar este título es tierra de paso obligado en la tarea del camino hacia el presunto final de este escrito, lo de 44 es por el número de aumentos de sueldo del que se precia el Interfecto, lo de ser la gallina, lo veremos Señor Presidente.

Señor Presidente, en la primera parte de este escrito se le habló –y se sigue- con la entonación de Miguel Ángel Asturias. Le obsequio esta perla de vieja información, que se augura como  noticia de última hora para usted, de Wikipedia, la bien llamada enciclopedia libre: “El Señor Presidente es una novela de Miguel Ángel Asturias (1899–1974), escritor y diplomático guatemalteco quien recibió el Premio Nobel de Literatura en 1967. La novela, considerada como un punto de referencia en la literatura de América Latina, explora la naturaleza de la dictadura y sus efectos en la sociedad”.

Señor Presidente, explicamos someramente las causas de La Enfermedad, cual es la hiperinflación. Si bien la lista de problemas, que en Venezuela se alarga en número más allá de veinte, que alcanza en sus causas mucho más allá de los veinte años de esta Revolución Bolivariana, como la  inseguridad jurídica, la dependencia de los Poderes Públicos, crisis de valores, derechos humanos, mono productor, sustitución de importaciones, corrupción administrativa, militarización de la ciudad, el mito de El Dorado, y el más largo de los etcéteras. Nos concentramos en sólo un problema, en la hiperinflación, que está relacionada -más o menos- con todos los problemas que podamos ver en la longa fila, pero hablemos de esta sola partícula, de la gigante inflación, que por ser un ser tan grande se le llama hiperinflación…

Señor Presidente, el causante de la hiperinflación es usted…

Ya todos comprendimos, -economistas, amas de casa, conuqueros  y choferes-, que no existe la tal guerra económica. Enfrentamiento que de existir, -que sabemos todos que no existe, repito-, ya esa disputa la perdimos, lo más inteligente que bien debería hacer usted es rendirse para detener el número de muertes que ha ”causado” la tal guerra. Tarea imposible, porque así como no existe la guerra, el enemigo está sólo en la mente desquiciada de los seguidores del Poseso. Señor Presidente, la guerra económica más que enfrentamiento es un “autosuicidio”…  Nos informan que en abril de 2018 la liquidez monetaria alcanzó Bs 595,5, o sea 595.500.000.000.000,00 de Bs. En esta orillita del río Guárico no tenemos las destrezas que nos permiten la real apreciación de tan magno número, pero sí los suficientes ojos para ver que esta chorrera de ceros inorgánicos arrasa la posibilidad de hacer mercado: vuelve aguas negras -de cloacas- nuestra moneda, el bolívar no es fuerte ni soberano. Ya sabemos, Señor Presidente, que cuando usted crea un bono, hace un aumento, una misión, lo que está es devaluando las pocas monedas que podamos tener en el bolsillo, y/o las que tengamos pendiente por cobrar, allí radica la hiperinflación actual. Usted Señor Presidente, no tiene posibilidad alguna de repartir las riquezas que el país no tiene, ustedes le han dado destinos ciertos…

Maduro es una gallina, ahora sí, la explicación suprema: real maravillosa. Esta es la metáfora más acertada que se ha visto, “Maduro es la Gallina de los Huevos de Oro”, que explica la estrecha relación -más bien estrecha dependencia-, entre la MUD y el Gobierno. Habíamos intentado con la siguiente imagen: la MUD no se permite mover las tetas de la vaca PEDEVESA, que les dispensa la leche que son los petrodólares, pero vaya la Gallina de los Huevos de Oro de Maduro adelante.

El cuento original de la gallina de los huevos de oro dice que: “Érase una vez un granjero y su esposa tenían una gallina que ponía un huevo de oro cada día. Supusieron que la gallina debería contener un gran terrón del oro en su interior, y para tratar de conseguirlo de una sola vez, la mataron. Haciendo esto se encontraron, para su sorpresa, que la gallina se diferenciaba en nada de sus otras gallinas. El par de ingenuos, esperando llegar a ser ricos de una sola vez, se privaron en adelante del ingreso del cual se habían asegurado día por día.”

Los dirigentes de la mentada oposición no son tan ingenuos como los campesinos de marras, se saben este cuento, y han realizado cualesquiera actividad -disque opositora- que cumpla con dos esenciales caracteres, que parezca ante el electorado una salida a la crisis, pero que en la realidad no sacrifique a la Gallina de los Huevos de Oro. Demagogia.

Nuestro amigo, Ramonote Mandefuá, el profesor de Historia de Venezuela, jubilado, ha vociferado esta espinuda cuestión, lo ha dicho más claro que un gallo:

– ¡La salida es por acá!, -aviesos han ocultado la realidad, nunca han procurado la verdadera salida- Las soluciones que ha creado la mayoría de la Asamblea Nacional -la MUD- ha sido la invitación al pueblo a que vayan por una calle ciega, que por supuesto no tiene salida.

Ellos, apostados en la posición de adelantados que le dio Venezuela el 6D, han dicho claramente, –sigue el viejito:

-Vengan por esta calle, -y la gente los ha seguido por las calles llamadas Referéndum  Revocatorio, Ley de Amnistía, Validación, Enmienda Constitucional para recortar el período presidencial, el Plebiscito  y otras callejuelas más…

Los resultados han sido cantados, todos sabían cuál era la secuela, que siempre siempre siempre ha tenido como saldo: el interfecto permanece en el poder…   Como hoy, después de no lograr las condiciones mínimas para participar en elecciones, ponen a pelear en la gallera a un pollo “envenenado”. La pelea está arreglada, el monarca repite.

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