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Caracas.-La sexta y última temporada de ‘House of Cards’ quedó marcada para siempre cuando Netflix decidió despedir a Kevin Spacey. Entiendo que la compañía no quisiera seguir asociada al actor tras las duras acusaciones recibidas por el ganador de dos Óscar, pero Frank Underwood siempre había sido el eje de la serie y es cierto que había llegado el momento para que brillase Claire, pero una desaparición tan repentina difícilmente iba a traer algo bueno para ‘House of Cards’.

De hecho, llegó a temerse por la continuidad de la serie tras la decisión de Netflix de paralizar la sexta temporada, pero finalmente se optó por seguir adelante sin Spacey. Eso se tradujo en cambios importantes y en una reducción del número de episodios -las cinco anteriores tenían 13 y en esta ocasión se ha quedado en 8- para dar forma a la que ha acabado siendo la peor temporada de la serie pese a los esfuerzos de Robin Wright.

Robin Wright no es suficiente

‘House of Cards’ fue una serie que hizo del cinismo un elemento clave en sus inicios, funcionando además en oposición a lo que representaba por aquel entonces el gobierno de Barack Obama. Ese enfoque más serio fue diluyéndose poco a poco en beneficio de algo más cercano al culebrón político que espantó a algunos pero que curiosamente hizo que yo disfrutase más con ella, aunque ya en la quinta temporada se percibía cierto desgaste que invitaba a ponerle cierre lo antes posible.

Eso sí, el cliffhanger de la quinta temporada con Claire asumiendo la presidencia resultaba de lo más estimulante, en parte por ver cómo iba a lidiar Frank con esa nueva situación. El despido de Spacey nos ha privado de verlo y en su lugar tenemos a diferentes personajes, algunos ya conocidos pero también nuevos, presionando al personaje interpretado por Robin Wright, quien incluso asume el recurso de hablar directamente al espectador para recalcar que es la nueva protagonista.

Lo cierto que Wright aprovecha esa mayor presencia para ofrecer su interpretación más depurada hasta ahora en la serie, sabiendo mostrar tanto una mayor humanidad que Frank como recurrir a las armas de su marido cuando la ocasión lo requiere. Además, sabe oscilar de forma natural entre la fragilidad de algunos momentos y el poder casi absoluto de otros.

‘House of Cards’ se despide por la puerta de atrás

Ya hasta ahora había demostrado actuar en igualdad de condiciones que Frank y en la sexta temporada demuestra que puede ocupar su lugar, pero el problema es que a cambio deja un vacío enorme en la posición que ocupaba que nadie llena y además todo lo que surge a su alrededor acaba perdiendo interés hasta el punto de que bien poco te importa todo cuando llega el octavo y último episodio, incluyendo su secuencia final, potente sobre el papel pero con una fuerza desteñida por todo lo que la precede.

Un buen ejemplo de ello -aunque no el único- lo tenemos con los personajes interpretados por Greg Kinnear y Diane Lane, que empiezan pegando fuerte y van deshinchándose, algo más acusado en el caso de él, ya que ella al menos tiene algunas escenas interesantes por la relación que la une a la presidencia, aunque este punto también genere situaciones no sé si de estirar la situación, pero sí que llegan a transmitir esa sensación.

Además, la serie busca crear un clima in crescendo de cara a despedirse por todo lo alto, pero lo hace potenciando personajes que nunca llegan a aportar algo que seduzca al espectador -si es que hasta Michael Kelly ha fallado más que funcionado cuando él era otra de las claves de ‘House of Cards’ hasta ahora- y optando por encauzar el tono de la serie hacia algo más serio que nunca terminan de explorar con acierto. Se busca dar la sensación de importancia pero sin conseguirlo casi nunca.

Quizá sea que el clima político ha cambiado y algo como ‘House of Cards’ ya no resulta escandaloso, puede también que simplemente la serie se haya desgastado o tal vez la serie nunca haya terminado de volver a encontrarse a sí misma tras la marcha de su creador y showrunner durante las cuatro primeras temporadas. La pérdida de Spacey solamente ha ayudado a acentuar eso todavía más, ya que se puede opinar lo que se quiera de él como persona, pero creo que nadie debería cuestionar su talento como actor.

En definitiva, ‘House of Cards’ ha intentado que la sexta y última temporada sea una despedida potente con un final a la altura de lo que la serie llegó a suponer, pero lo cierto es que está más cerca de la irrelevancia a la que muchos la condenaron ante la llegada de novedades más llamativas y adaptadas a los nuevos tiempos. Una pena que nos deje así.

Fuente

Espinof

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