CONTRASTE/ Así era el viejo Hotel Termal de San Juan de los Morros

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1988

San Juan de los Morros.- Juan Vicente Gómez frecuentaba a San Juan de los Morros. Las aguas sulfurosas le servían al Benemérito, por recomendación médica, bañarse con estas aguas para mantenerse en buena salud.

Se hizo construir una casona con grandes y amplios pasillos, jardinerías, llamada La Casa Amarilla, por su cercanía al pozo sulfuroso.

Familiares y amigos del sistema, iniciaron la construcción de sus residencias de descanso espiritual. Grandes inmuebles confortables, donde predominaba el lujo y el confort. En vista de que necesitaba atender a un gran número de visitantes importantes del régimen, se le ocurrió construir un Hotel.

El ingeniero Rafael Díaz inicia la obra, luego es sustituido por el ingeniero Guillermo Salas. Esta monumental obra estuvo bajo la Dirección del alemán León Becker, para el año 1916.

Ese mismo año el Gral Juan Vicente Gómez ordenó la construcción del balneario, luego modificada.

En el año 1920, El Hotel Termal fue inaugurado en su primera etapa con 12 habitaciones, con una planta alta que servía de mirador.

Por la demanda que tenía el Hotel, se modificó y se terminó la obra con varias habitaciones para satisfacer dicha demanda. Este Hotel tenia (tiene) un patio central que lo cercaba el servicio de cocina, baños y con unas tuberías que estaban conectadas desde el pozo y así alimentar de aguas sulfurosas a todos los baños para sus inquilinos. Al frente posee un gran corredor para la tertulia y servía para los bailes de esta élite gomera.

Las grandes mansiones que adornaban la cercanía a la casa del General Gómez, colocaba la convicción de una marcada desmembración social y económica entre la fecunda élite en la línea antagónica con el pueblo humilde, sencillo que estaban apartados del disfrute de estos espacios.

Después de la muerte del Benemérito, todas estas edificaciones fueron expropiadas y muchas de ellas echadas al olvido. Esta fue la suerte de los baños termales.

Son cicatrices de la historia que no tiene doliente, pero siguen sangrando por la herida social que ella representa, por el motivo de que fue construido con dinero de la nación y debería regresar, no como Hotel, sino como un patrimonio cultural para el pueblo de San Juan de los Morros para que su desarrollo turístico preserve la memoria del pueblo llanero.

El mismo pasillo años después. El fracaso de una política cultural incapaz ni siquiera de elaborar proyectos. Foto: Francisco Rodriguez

Tomado del Facebook de Francisco Rodriguez

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