Sobre la posthegemonía y la comunicación ilegítima

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San Juan de los Morros.- Si se tiene en cuenta que la hegemonía se instaura a menudo mediante un conflicto entre ideologías mayoritarias y minoritarias en el que el eje es la persuasión dialéctica, cuando este proceso culmina con el dominio de una ideología sobre otra, comienza a desarrollarse un periodo de instauración paradigmática entendido como “poshegemonía”, en el cual la persuasión pasa a un discreto segundo plano, ya que no hace falta convencer, sino controlar y mantener la ideología dominante, es decir: reproducir en los sectores sometidos el modelo establecido.

Las personas que viven en el periodo poshegemónico, han interiorizado el discurso y las prácticas de la ideología dominante (el marco cultural), y les han integrado en su repertorio de comportamiento en los planos conductual, emocional y cognitivo, traduciéndose esto en la construcción simbólica de la identidad individual.

Michel Foucault, filósofo francés, describe el poder como algo que no habita en una entidad determinada, sino que yace en la relación entre los dominantes y los dominados. En su teoría, describe esta relación de poder en base a la existencia de dos fuerzas opuestas: potentia y potestas.

La potentia, representada por la ideología dominante, tiene como objetivo la supervivencia y la disciplina como criterios de verdad; la potestas contrarresta esta fuerza mediante el trabajo de resistencia a su influjo. Por lo tanto, siempre que la potentia actúa en un grupo sometido o a someter, emerge la potestas para contrarrestarlo, por lo que el resultado de estas fuerzas define la relación de poder entre ambas.

La cuestión que se plantea a partir de esta teoría es un cambio en la forma de influir en las ideologías minoritarias o en los grupos sometidos para poder seguir manteniendo el status quo. En este sentido, Foucault explica la relevancia de los hechos como herramienta de influencia en sustitución de la persuasión argumental; es mediante los hechos como los representantes de la ideología o pensamiento dominante persuaden y convencen al resto de la sociedad de la necesidad de mantener su postura.

Este enfoque pragmático de la organización social ya no requiere de un transfondo argumental: las acciones se justifican por sí mismas, y las opiniones en contra son relegadas por falta de acciones que corroboren su eficacia. Por ejemplo, en regímenes totalitarios no es posible homogeneizar el pensamiento dominante, ya que siempre existirán minorías que mantengan una postura diferente, aunque ésta no sea visible en la sociedad, y, debido a la imposibilidad de acción ante la situación de control social ejercida por el régimen, no podrán demostrar su eficacia, por lo que quedarán relegadas a un segundo plano.

En resumen, la era hegemónica es considerada como la era de las representaciones, y se caracteriza por la dominación legítima basada en la argumentación dialéctica, mientras que la era poshegemónica, superada la fase anterior, es considerada como la era de la comunicación, y se caracteriza por la comunicación ilegítima basada en el control social.

*Pasante ECS/Unerg

Diego Ranuárez

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