Esta semana el presidente de los Estados Unidos dio la orden directa para llevar a cabo el ataque aéreo que provocó el fallecimiento del influyente general iraní, Qassem Soleimani, líder de la fuerza Quds, cuerpo de élite de la Guardia Revolucionaria iraní.
Donald Trump justificó las acciones como un acto de defensa, pero desató una tormenta de alcance aún incierto en el Medio Oriente.
Sin embargo, hay algunos “dirigentes” que se empeñan en comparar el tema de Irán con el de Venezuela para anunciar, por analogía, consecuencias similares para Nicolás Maduro.
Otros hablan de la invasión “quirúrgica” de Panamá, un país que aparte de ser muy pequeño, terminó dejando una cantidad de muertos indeterminada, porque aunque el número oficial de decesos durante la invasión es de 300 militares y 214 civiles panameños, hay organizaciones civiles que dijeron que la cantidad es superior al millar; pero además, esa operación denominada “Causa Justa”, duró 42 días.
Al respecto coincido totalmente con lo expresado a través de un twitter por parte del Profesor José Vicente Carrasquero (@botellazo): “el símil de la pizza no es aplicable en el caso de Irán. La respuesta de USA fue en retaliación por ataques a sus intereses en la región. USA actuó en defensa propia y en salvaguarda de sus assets en la región. No fue ni para salvar a Iraq, ni a ningún otro país”.
La realidad es que este conflicto en el Medio Oriente pone a Venezuela hablando en criollo: “detrás de la ambulancia” en la lista de prioridades de los EEUU.
Si antes de este suceso era prácticamente improbable una intervención, luego de este acontecimiento se reducen prácticamente a cero.
América Latina no es ajena a la influencia iraní. Es bien sabida la presencia de ese país en nuestro territorio a través de distintos proyectos, alguno de los cuales incluyen la extracción de uranio con fines belicistas.
No debemos olvidar el atentado a AMIA en Argentina en 1994. El asesinado fiscal Nisman había avanzado investigaciones que involucraban a Irán en estos hechos y la presunta complicidad de los Kirchner en querer encubrir la participación persa.
Y ni siquiera podemos beneficiarnos de la subida del precio del petróleo, producto de estos acontecimientos, ya que nuestra producción petrolera continúa en picada. Si hoy en día produjéramos los 6 millones de barriles que según el Plan de la Patria del difunto Chávez íbamos a estar produciendo a la fecha, nuestro bolívar no estuviera enterrado, sino que fuera una de las monedas más fuertes del continente.
En fin, mientras un sector siga comparando lo que no es comparable, seguiremos poniendo las posibilidades reales de salida en el lugar equivocado, haciendo que cada vez haya mayor frustración y desesperanza en nuestro pueblo.
Ahora, desde Unidad Visión Venezuela, aspiramos y esperamos que ya le haya quedado claro a este pequeño sector, que las prioridades de los gringos son otras, y lo que nos concierne a los venezolanos es concentramos en las Parlamentarias 2020, en lograr un nuevo Consejo Nacional Electoral, en organizarnos para el referendo revocatorio en el 2021.
La crisis política, social y económica así nos lo exige, no podemos seguir perdiendo el tiempo esperando a ver si vienen los marines, o peor aún que Trump y Maduro se contenten.
Que el proceso de rectificación pase de la “comiquita” a la realidad, que empecemos a hacer política, esperamos y aspiramos que no se insista en hechos fantasiosos, como los que hemos podido vivir a lo largo de estos últimos años en los que somos clara mayoría los que nos oponemos a este régimen.
Hablo específicamente de anuncios como que sacarías al gobierno en seis meses, convocar la denominada “salida”, para tumbar al gobierno, donde lamentablemente han matado a más de 250 inocentes en las calles, (solo en la era de Maduro), así como abstenerse en mayo de 2018, jurar “si o si” más recientemente con la entrada de la ayuda humanitaria, y por supuesto, seguir creyendo en invasiones extranjeras y golpes de Estado ficticios, como el pasado 30 de abril.
Omar A. Ávila / Diputado a la Asamblea Nacional