Luis Herrera Campins fue un peculiar presidente que gobernó Venezuela entre los años 1979 y 1984. Ha sido uno de los más anecdóticos por su forma de ser: refranes y jocosidad caracterizaron su hablar.
Al inicio de su mandato el Ayatolá Ruhollah Jomeini fue noticia en Irán pues decidió derrocar al Sha Mohammad Reza Pahleví y fundar la República Islámica de ese país.
Eso no solo causó conmoción, sino que también disparó los precios del petróleo. Los occidentales desconfiaban del Ayatolá pues aseguraban que ponía en peligro la estabilidad del mundo.
En esos días, un periodista abordó a Luis Herrera Campins y le preguntó sobre el Ayatolá. El expresidente lo miró con su peculiar risa, tomó aire y soltó: “no le jorungo rabo a perro que no conozco”.
Traigo esta anécdota a colación, pues en los últimos años tres tendencias han caracterizado a una serie de opinadores y comentaristas de la noticia:
1.– Hablar alegremente de temas que no conocen.
2.- Satanizar a todo mandatario que sea aliado de quien no me agrada
3.- Defender locuras y barbaridades de quien es adversario de mi enemigo.
Luego del asesinato del general iraní ocurrido en Bagdad, el pasado 3 de enero. El morbó se desató para aplaudir este crimen, pues era “un terrorista de un país amigo de Maduro”.
Ese argumento acartonado fue suficiente para justificar un brutal asesinato. Pocos se molestaron en averiguar quién era este hombre, solo bastó el concepto de Hollywood: “Los árabes son malos y los gringos son buenos”.
El duendecito infantil de la antipolitica se desató en el país, empezaron a “ovular” soñando con que un misil hiciera lo mismo aquí con el actual presidente.
Pensar es gratis, aproveche
Solo faltaba un poco de análisis primario para entender que un conflicto con Irán, aleja a Estados Unidos de Venezuela.
Solo se requería de un simple ejercicio geográfico para entender que China y Rusia dijeran presente.
Así amanecimos este 2020
Comienza un 2020 como ningún venezolano lo quería. Más divididos. Con menos puertas y puentes. Con una economía peor.
Dos polos de poder existen en el país. Uno lo dirige Juan Guaidó y el otro Nicolás Maduro.
Guaidó es el líder de la oposición. Existen otros fuertes. Pero el dirige la orquesta. La mayoría de los opositores coinciden en que no tiene sentido enfrentarlo o cuestionarlo.
Luego de los sucesos del 5 enero Juan Guaidó ganó apoyo. Incluso de sectores radicales que lo cuestionaban. La gran interrogante es ¿cuánto durarán esos puntos que subió?
Guaidó tiene un nuevo frente que lo adversa. Luis Parra y su grupo no deben ser subestimados. Es una fracción y en política no hay enemigo pequeño.
Lo peor que podía pasar era que el “general Guaidó” abriera otro frente de lucha. No está demás que algunos se relean “El Arte de la Guerra”.
Guaidó hoy tiene un parlamento más débil y más dividido. Con menos apoyo internacional y con un venezolano que no termina de decidirse. Reto del 2020: Enamorar descontentos.
En la acera del frente
Maduro es el líder indiscutible de los que están en el poder. Sin fracturas internas visibles. Con pequeños aliados que ni lo adversan ni lo cuestionan.
Maduro tiene el control del país. Aunque no haya gobernabilidad y esto sea un caos. Tiene el control de lo que interesa controlar.
Una realidad: Venezuela no está quebrada, Maduro aun cuenta con aliados internacionales fuertes.
Estamos en una guerra prolongada, por lo tanto se requieren pertrechos y provisiones. Maduro tiene más capacidad de aguante en este escenario. Guaidó y su equipo solo tienen “esperanzas” y dólares desde afuera, eso no es cuestionable pues no hay batalla política sin financiamiento.
Conclusiones
Ninguno de los actores puede neutralizar al otro. Están obligados a convivir.
Todo indica que las elecciones planteadas para el segundo semestre se adelantarán más de lo previsto.
El chavismo está preparado. A parte de los adecos, que vienen trabajando ese escenario, ¿Quién más está preparado en la oposición?
Ni Parra, ni Guaidó, ni la fracción del Psuv pueden designar solos un nuevo CNE. ¿Los veremos unidos? No lo creo.
En un escenario electoral el Psuv iría unido. La interrogante es ¿cuántos candidatos tendría la oposición?
Es tiempo de hacer política con “P”. Es necesario dejar las actitudes infantiles. No hay gobernabilidad. El país es un caos. El modelo económico no funcionó.
Guaidó no dejará de luchar, su meta es la toma del poder. Maduro tiene una meta: mantener el poder. Es así de sencillo.
Es necesario abonar el terreno para el logro de los objetivos y dejar de jorungarle rabo a perro que no conocemos.
Orlando Medina Bencomo / El Tubazo Digital