Origen. Nació en diciembre de 2017. Respaldado por el Estado venezolano cada petro equivale a 1 barril de petróleo, en términos monetarios a US$ 60.
Se creó como respuesta al bloqueo financiero que el gobierno de Estados Unidos ha impuesto contra el pueblo de Venezuela.
Era necesario en aquel momento, y lo sigue siendo, contar con un sistema de compensación de pagos que sorteara el “Swift” (alcabala impuesta por la Reserva Federal a las personas y gobiernos que requieran realizar transacciones financieras).
Con la fortaleza de su tecnología encriptada se concibió como una divisa para ser usada en el intercambio comercial y financiero sin necesidad de pasar por la zona estadounidense convirtiéndose de esa manera en una amenaza inusual y extraordinaria para el gobierno de Donald Trump, no por casualidad amenazó a todo aquel que osara a transar con la novedosa cripto.
Al pasar el tiempo, en agosto de 2018, se le otorgaron dos funciones adicionales al petro.
Por una parte se le dio la función de instrumento financiero para resguardar nuestros activos ante el criminal ataque que ha sufrido el bolívar y que ha derivado en una pérdida permanente de su valor.
En ese contexto quienes tenían o tienen capacidad de ahorro pueden adquirir petros para resguardar el valor de su dinero.
También se le concedió la función de “unidad de cuenta”. Desde agosto de 2018 sería referencia para todos los precios de la economía, incluyendo el salario. Se anunció que el salario mínimo sería 1/2 petro y en cuanto a los precios de bienes y servicios se realizó un intento para fijar los de la canasta alimentaria.
Fue una muy buena idea otorgarle la función de unidad de cuenta al petro. En un escenario de hiperinflación inducida, permitiría que la relación precios-salarios, a través del petro, se mantuviese igual, aunque los precios de los bienes en bolívares aumentasen consecuencia del ataque a la moneda. Con esta función, teóricamente no quedarían rezagados los salarios con respecto a los precios de los bienes, los cuales se ajustaban y se siguen ajustando, de manera inmediata cada vez que el dólar criminal varía.
No obstante, en el intento y en el diseño se cometieron tres errores
1) En el ejercicio para fijar los precios de los bienes en petros se impuso la burguesía. Fue una puja entre los dueños del capital de la industria de alimentos y el gobierno en representación del pueblo y de la clase asalariada.
En esa lucha, que en definitiva fue de clases, ganó la burguesía. Al sumar el precio, en petros, de los 25 rubros de alimentos acordados, resultaba 0,319168 petros. En otras palabras, los alimentos de un hogar para 7 días era casi el salario mínimo mensual que se había fijado en 0,5 petros.
2) El segundo error fue el hecho de que mientras la burguesía ajustaba en tiempo real los precios de los bienes y servicios en la misma proporción y velocidad en que lo hacía y lo sigue haciendo el dólar criminal, el salario, en lugar de actualizarse quedaba rezagado.
Eso ocurrió porque aunque el salario era 1/2 petro, llegó un momento en que el BCV, otra vez entrampado en su cuento monetarista, en lugar de actualizar la relación bolívar-petro, la mantuvo fija en 80.000 bolívares/petro, lo cual sin sorpresa alguna fue estrictamente respetado por la burguesía para efectos del cálculo y pago de los salarios mínimos que quedaron por largo tiempo congelados en BsS 40.000 mensual. Por su parte, el Estado patrono también fue muy respetuoso del medio petro de salario a BsS 40.000.
3) Ambas funciones atribuidas al petro, la de instrumento financiero y la de unidad de cuenta requerían una tasa de conversión del bolívar con respecto al petro. Por ejemplo, si el salario se fijó en 1/2 petro, debía hallarse alguna manera para convertir ese 1/2 petro en bolívares.
Surge aquí el tercer y más grave error de la ingeniería del petro: el hecho de haber anclado el bolívar al petro, lo que en su momento, octubre de 2018, alertamos y denominamos la paradoja del bolívar-petro.
Es el caso que al anclar el bolívar al petro de la manera como se hizo, no solo se pusieron a competir ambas monedas, ya que mientras el petro se apreciaba el bolívar se depreciaba y viceversa, sino que además, en la metodología para el anclaje, se usó como referencia el tipo de cambio criminal, o sea el arma del enemigo.
Es así que en agosto de 2018, se dijo que un petro equivalía a un barril de petróleo, en términos monetarios, a US$ 60, entonces ¿cómo saber a cuántos bolívares equivaldría un petro? Si para ese momento 1 dólar equivalía a 60 BsS y un petro a US$ 60, al multiplicar 60 BsS/US$ por 60 US$/petro resultaba 3600 BsS/petro.
Dado que el imperialismo no ha cesado en sus agresiones (ni lo hará mientras insistamos como pueblo en transitar hacia un modelo de justicia social e igualdad de manera independiente y soberana) han persistido los ataques al bolívar.
Hoy, según los portales criminales, 1 dólar equivale a 80.000 BsS, por lo tanto nos resulta que cada petro equivale a 4.800.000 BsS, es decir, el bolívar con respecto al petro se depreció 133.233% desde agosto 2018 como consecuencia de la manipulación política del tipo de cambio del bolívar con respecto al dólar que a su vez, erróneamente está siendo usado como referencia para el cálculo del precio del bolívar con respecto al petro.
Adicionalmente, la metodología de anclaje del bolívar al petro generaba otra paradoja. Una eventual apreciación del petro como consecuencia del aumento del precio del petróleo implicaría a su vez una depreciación del bolívar con respecto al petro, lo cual resulta una gran contradicción por el hecho de que en un país petrolero como lo es Venezuela, los aumentos del precio del petróleo se vean reflejados en una pérdida de valor de su moneda, el bolívar.
Ensayo
La emisión de 8.000.000 de medios petros en diciembre de 2019, tanto a pensionados como a trabajadores de la administración pública; el hecho de que el petro haya sido usado como medio de pago para adquirir directamente bienes y servicios; y los anuncios del pago de las prestaciones sociales en petros, se vislumbran como un suceso esperanzador que busca corregir los errores que desde su origen arrastra, particularmente su función de ancla del bolívar.
Por lo tanto iniciando el 2020, se vislumbra también como una posibilidad de combatir el ataque a la moneda, objetivo que hemos insistido es estratégico en esta guerra económica.
Hemos venido sosteniendo que la estrategia para el combate debe centrarse en blindar la moneda con la cual se marcan todos los precios y salarios de la economía, para ello es necesario forjarle un escudo fijando su valor en activos tangibles, verificables y medibles. Hemos sugerido el oro.
Pareciera que el petro, cuyo valor está respaldado 50% en petróleo, 20% en oro, 20% en coltán y 10% en diamantes, está ensayando cómo sustituir al bolívar, moneda en la que, por ahora, se fijan los precios y salarios de la economía.
Sobre estos ensayos que requerirán corregir errores del pasado, sortear algunos obstáculos reales, técnicos y legales, y por si fuera poco, responder a las reacciones del enemigo, haremos algunas sugerencias la próximo vez.