Durante muchos años, Venezuela se ha caracterizado por ser un país con una tasa poblacional constante, es decir, que iba en crecimiento y que a su vez era una tierra atractiva para la inmensa cantidad de migrantes que decidieron radicarse en este territorio; sin embargo, en los últimos años se ha producido un descenso por razones que son sumamente curiosas.
La realización del XIV Censo de Población y Vivienda del 2011 arrojó un resultado de 27.227.930 personas empadronadas, siendo un dato que ha superado cifras anteriores, dado que para ese momento los ingresos por concepto de renta petrolera fueron los más altos en la historia del país, pero muy a pesar de eso fue evidente el declive demográfico comenzaría poco tiempo después.
En tal sentido, durante esta década la nación experimentó el fenómeno de la diáspora que según la Real Academia Española (RAE) “Es la dispersión de grupos humanos que abandonan su lugar de origen”; es decir fueron muchas las personas que por diversas razones abandonaron Venezuela, dirigiéndose a diversos países, situación que jamás se había presentado en el país caribeño.
Esto ha generado cifras sumamente alarmantes, como las de la Organización Internacional de Migraciones (OIM) que sostiene que para abril del año 2024 se habían contabilizado 7,7 millones de migrantes venezolanos distribuidos entre Colombia, Perú, Brasil, Estados Unidos y Chile; sin contar los que no tienen un estatus legal, agravando así los problemas internos de los países receptores.
Paralelamente, dentro de Venezuela se vivía una crisis social y económica nunca antes vista en su historia, teniendo una tasa de hiperinflación que para el año 2018 superaba el 500%. Algunas personas entrevistadas alegan que: “Las calles del país están cada vez más solas, antes no cabía la gente y las colas de los carros eran feas; pero ahora, Venezuela es casi un país de ancianos”.
Otro factor que intensificó esta situación fue la pandemia por Covid-19 que, según cifras oficiales de la Plataforma Patria, se registró un total de 5.856 fallecidos lo que representó un duro golpe para un país que venía padeciendo fuertes dolores de diversas índoles, entre ellas la económica, intensificando la pérdida de mano de obra productiva.
No obstante, en los últimos años de dicha pandemia, el país experimentó un leve aumento demográfico, en consecuencia, el presidente de Datanálisis Luis Vicente León afirmó que: “la presión y la pérdida del control del gobierno sobre la economía lo obligó a permitir una dolarización de facto de la economía y también llevó a procesos de apertura de precios y a ser menos hostil con el sector privado”
Lo cual fue atractivo para muchos venezolanos que decidieron volver, tal es el caso de Fátima Camacho, quien ante el diario BBC News Mundo dijo: “la economía mejoró un poco y quería volver a estar con mi familia”; lo que de alguna manera justifica el regreso de muchas personas, ya que el desabastecimiento ha disminuido y existen más posibilidades de cubrir las necesidades básicas.
Muy a pesar de que estos acontecimientos han mejorado ciertas condiciones internas, aun así, no ha habido un gran impacto, manteniéndose una tendencia al descenso. Mientras tanto, el venezolano anhela volver a saborear las mieles de aquel país cuya población es una de las más cálidas y receptivas del mundo.
Abraham Sequera – Instagram: @soyabrahamsequera
Excelente análisis de nuestra situación, esperemos que mejore y podamos crecer como nación .
Muy oportuno el tema en estos tiempos en que se está a la puerta de una nueva ola migratoria, y muy bien llevado el análisis por parte del redactor.