El presidente trumpcado ( y II)
Pocos creían que un populista, que más parecía un fanfarrón de barrio que un culto millonario, pudiera ser electo presidente de la nación más poderosa del mundo. Sorpresivamente, y con un poco menos de votos que su contrincante, Trump, el populista bocón, fue electo y desde entonces no pasa semana sin que incurra en nuevas metidas de patas.
Desde errores de simple urbanidad, como empujar al primer ministro de Montenegro (país del sureste de Europa) para desplazarlo de la fila delantera en una reunión, o llamar a Alemania “perversa, muy perversa” en una reunión de la Otan, hasta algunos como poner en duda el respaldo de los Estados Unidos a países con los que tiene tratados de mutua defensa o desafiar a Corea del Norte con bombardearla y borrarla de la faz de la tierra si seguía amenazando a los Estados Unidos.
Le obsesiona gobernar mediante mensajes en las redes sociales escritos a la ligera. Se niega a divulgar sus declaraciones de impuestos. Quiere que México pague la construcción de un muro entre sus naciones. Retiró a los EE.UU. del Tratado de París sobre el medio ambiente porque no cree en el calentamiento global, dejando a todos los ambientalistas del mundo fuera de sí.
Amenazó a Venezuela con acciones militares, declaración rechazada por los países latinoamericanos, incluyendo Colombia, y que sirvió de inmediato pretexto a Maduro para aducir que los males de Venezuela se deben a las maquinaciones de Trump, económicas y políticas, lo que lo fortalece internamente.
Lo peligroso es que estas metidas de pata pueden tener gravísimas consecuencias, no solo para los estadounidenses, sino para todo el mundo, tanto en lo económico como en lo político.
Trump “el hombre anaranjado” y el norcoreano Kim Jong Un han estado ambos jugando el juego de la locura, intercambiando amenazas militares e insultos. Eso lo define la Ciencia Política la Teoría de la Locura. Trump se burló de Kim llamándolo “hombrecito-cohete” y prometió “destruir totalmente” a Corea del Norte. Kim llamó a Trump “senil” y “lunático”, y amenazó con disparar bombas nucleares contra EEUU.
A simple vista pareciera que el que juega a la “Teoría de la Locura” es Kim Jong Un, demuestra ser más paciente y sagaz que su par gringo. Parece claro que las herramientas de política exterior, implementadas bajo la Teoría de la Locura, trajeron a Kim Jong Un a la mesa de negociaciones.
En una tensa llamada telefónica que mantuvo Trump con el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, sobre la decisión del presidente de EE.UU. de imponerle a Canadá elevados aranceles sobre el acero y el aluminio ejecutó una descomunal metida de pata.
Durante la conversación el premier canadiense le preguntó a Trump cómo era posible imponerle aranceles a Canadá por motivos de “seguridad nacional”, a lo que el mandatario estadounidense respondió: “¿Acaso ustedes no quemaron la Casa Blanca?”.
La realidad sobre el incendio que arrasó a la residencia presidencial en 1814 es que fueron tropas británicas las que prendieron fuego al edificio.
Siendo el virtual candidato republicano a la presidencia de EE.UU., Trump llegó a Reino Unido para visitar a sus campos de golf de Escocia justo cuando el resultado de la votación del referéndum del Brexit fue anunciado.
Su primera reacción fue un tuit con una monumental metida de pata que provocó muchas respuestas críticas: “Acabo de llegar a Escocia. Este lugar está enloquecido con la votación. Acaban de recuperar su país, así como nosotros recuperaremos Estados Unidos. ¡Sin juegos!”, escribió.
El problema es que Trump no se tomó la molestia en revisar cómo había votado Escocia -uno de los cuatro países que componen el Reino Unido-, el 62% de los escoceses votaron a favor de la permanencia en la Unión Europea, según los datos oficiales.
Una de las primeras en señalar el error de Trump fue la cantante Lily Allen-hermana -por cierto- de Alfie Allen, actor de ‘Game of Thrones’-, quien le dijo: “Escocia votó permanecer, idiota”.
Amenaza. Quien escribe corre un grave riesgo cuando Trupm lea este artículo, ordenará la eliminación de su visa, la congelación de su fortuna en los bancos gringos y su inclusión en la lista negra. Son riesgos del oficio.