Alex Vásquez Portilla / Portillazos

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En teoría. Una de las consecuencias de la guerra económica, además de haber agudizado y martirizado la calidad de vida de los venezolanos, ha sido el éxodo de compatriotas hacia otros países en la creencia de que mejorarían sus condiciones de sobrevivencia con buenos o excelentes salarios que les permitieran pagar alojamiento, costear las tres papas diarias, salud y educación para ellos y sus hijos, recreación y otros estándares para mejorar sus condiciones  y calidad de vida. Todo esto suena muy bien en hipótesis, en la practica la realidad se estrelló en el alma de muchos emigrantes.

Recordamos con rubor la argumentación de muchos de los emigrantes como excusa para abandonar a Venezuela: vamos a huir de esta horrorosa dictadura que nos mata de hambre, nos esconde los billetes, que agudizó los problemas de los venezolanos, que restringe la libertad de expresión, de protesta y movimientos, que viola nuestros derechos humanos, que encareció el costo de la vida, que creó una superinflación, que aumenta o remarca todos los días los precios de los alimentos, medicinas, bienes y productos esenciales, que esconde, acapara deja de producir y bachaquea nuestros alimentos y medicinas, que nos reprime, que mete preso a todos los que se le oponen, que no nos deja vivir en paz, que nos quitó la caña, nos vamos para huir de este cruel dictador… y paremos de contar.

En la práctica. Muchos fueron engañados por parte de la oposición apátrida y factores de poder del mundo que tenían como norte crear las condiciones de una crisis humanitaria con fines políticos que permitieran una agresión militar. A muchos incautos les pintaron pajaritos preñados, les ofrecieron villas y castillo para que se fueran de Venezuela.

Hoy día existe un llanto y lamento de muchos venezolanos que piden a gritos al cruel dictador Maduro que los traiga de regreso al país. El presidente, muy diligente, puso en marcha el Plan Vuelta a la Patria, que a la fecha tiene un gran éxito. El primer vuelo trajo de vuelta a 89 compatriotas desde Perú, en la frontera con Brasil fueron recibidos un total de 185 venezolanos, quienes denunciaron malos tratos y discriminación por los habitantes de la nación suramericana, al momento de redactar esta columna un grupo de venezolanos que se encontraban en Ecuador abordaron un avión para retornar al país.

Se prevé que para el sábado 8 de septiembre otro grupo de venezolanos arribe al país desde Perú y el lunes 10 del mismo mes partirá un avión hacia Argentina para el retorno de otros paisanos. Hasta los momentos, se han acogido al Plan Vuelta a la Patria un total de 1.230 personas.

A través de las redes sociales siguen circulando videos que muestran a decenas de compatriotas reunidos en las adyacencias de la Embajada de Venezuela en la ciudad de Lima, Perú, solicitándole al Presidente Maduro (por arte de magia ya no le dicen dictador)  que envíe un avión que los traiga de regreso a la tierra patria, debido a la difícil y pésima calidad de vida que encontraron fuera de nuestras fronteras -y como es obvio-  esos países no sufren la cruel guerra económica como la que el capitalismo salvaje le aplica a Venezuela para derrocar la supuesta brutal dictadura.

“Mire, señor Maduro, le exigimos que nos manden el avión rápido. Nos queremos ir de esta vaina”, expresa una de las damas en uno de los videos. “Pa’ pasar trabajo aquí, pasamos trabajo en nuestra patria”, destaca otra de las mujeres. El grupo de personas, al unísono, grita: “¡Queremos el avión!”.

Corre por las redes un material audiovisual en el que se observa a decenas de venezolanos solicitándole al Ejecutivo nacional que los regrese a su país natal.

La decepción no mata, enseña.

El fenómeno de la migración venezolana ha ido in crescendo gradualmente por parte de los medios de comunicación hegemónicos mundiales y vocerías políticas antivenezolanas en el extranjero, quienes a partir de un tratamiento cartelizado y utilizando el recurso propagandístico de la exageración (sello tipo Goebbels), lo han convertido en instrumento para incrementar las presiones y agresiones contra el país y dañar su imagen.

Luego de las medidas económicas anunciadas por el Presidente Maduro, este tema ha sido proyectado interesadamente como la “prueba material” de que en Venezuela, supuestamente, ocurre una situación de “Estado fallido”, frase que ha sido utilizada en otras naciones del mundo para vender como “urgente” las intervenciones denominadas “humanitarias”. Los medios opositores trabajan bajo el principio de orquestación para unir esfuerzos y convertir el fenómeno migratorio venezolano en la excusa perfecta para una intervención militar.

Nos encontramos el próximo jueves.

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