Esa es una situación que a nosotros nos molesta, porque, como siempre lo digo… uno no va para los hospitales a abrirle el corazón a la gente.
Hago este preámbulo porque el cuento real es que, la semana pasada acompañé al Colegio Nacional de Periodistas moderando el IV Encuentro de Periodismo Digital. Todas las ponencias estuvieron geniales. Pero la última realmente tuvo un impacto en mí. Estuvo a cargo de Néstor Garrido, él habló de una forma muy interesante sobre el tema ético del periodismo en referencia a la IA. Pero al final, entro en el ámbito gremial.
Como siempre todos comenzamos a quejarnos acerca del intrusismo en nuestra profesión. Y en un momento Néstor dijo: “El tema aquí es que nosotros no le damos el valor que se merece a nuestro número de CNP”.
Ese número debe estar en cada producto que realicemos. Ese número debe acompañar nuestra firma. “Ese número es sinónimo de credibilidad, confianza y responsabilidad”.
Yo lo oí y me sentí avergonzada. Ya que mi número de CNP está en la firma de mis correos, en mi sello administrativo… pero nunca lo había asomado en la biografía de mis plataformas digitales. Tanta bulla que uno hace en las plataformas digitales… ¿Y como yo desaproveché ese espacio tanto tiempo?
Corrí a actualizarlo. Y es que ese número, como dijo Jenny Muñoz durante el encuentro, debe ser para el periodista más importante que la propia cédula. Yo invito a mis colegas a que hagan lo propio. A que firmen las notas con su número. A que lo pongan hasta en la sopa.
Y a las personas que aún no lo tienen, si son graduadas, colégiense, porque para que lo sepan, es un mandato de ley. Y si nunca ha estudiado para ser periodista, hágalo… nunca es tarde… es una hermosa profesión y así dejará de usurpar un lugar que, ENTIENDA, no le corresponde.
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