San Juan de los Morros.-Bajo control alimentario y alimenticio, despensa y neveras llenas, gas llevado a la casa, agua por tuberías con tanques subterráneos, hidroneumáticos y bombas, elecricidad permanente con plantas, y seguridad a base de guardaespaldas, escoltas, alarmas, sistemas satelitales, GPS, cerco eléctrico, cámaras y otras sofisticadas maneras, sin nombrar alcabalas fijas y móviles para resguardar vidas y propiedades de magnates, nuevos ricos, traficantes de toda laya, y depredadores de todo presupuesto.
¿Bajo control?, todo, todo bajo control, de ellos y para ellos.
Mientras tanto, la extinta clase media profesional, hoy proletarizada en la absurda y cruel igualación hacia abajo, neveras vacías y dañadas, despensas igual que los bolsillos, como las carteras y como las cuentas bancarias, tumbos buscando una bombona de gas, agua cuando llueve o pagando cisternas, electricidad con apagones diarios, prolongados y quemalotodo cuando regresa.
La vida pende de un hilo, el malandraje a punta de pistola, en auto, moto, bicicleta o a pié, con tradicionales o nuevos modus operandi.
Bajo control también, todo bajo control. Control del hampa, desde el atracador con arma de fuego, hasta el comerciante que hace lo suyo con un pequeño aparato llamado “punto”, en medio de una total, absoluta, vergonzante, inaguantable e insoportable impunidad.
Argenis Ranuárez Angarita