El 28 de mayo, fue puesto en libertad Luis Pérez Luna, un hombre de 26 años de edad detenido en el estado Lara por manifestar a propósito de los reiterados apagones.
La policía regional no mostró consideración por el hecho de que Pérez está afectado por lo que Alfredo Romero, director del Foro Penal, denominó “discapacidad cognitiva”. La liberación era lo apropiado.
El artículo 130 del Código Orgánico Procesal Penal establece que un “trastorno mental grave (…) provocará la suspensión del proceso”. No es la primera vez que se pretende juzgar en el país a alguien en estas condiciones.
En Punto Fijo, se desarrolla un juicio por homicidio contra un hombre de 24 años de edad al que le han practicado cuatro pruebas en el curso de la investigación, que dictaminan su incapacidad para afrontar un proceso penal. El caso de Anthony Michell Molina Ron ha sido planteado ante al Comité de los Derechos de las Personas con Discapacidad de la ONU.
Está detenido en la sede de la policía judicial de la referida ciudad falconiana desde febrero de 2017. Un fiscal lo acusó por homicidio calificado por motivos fútiles, en conexión con la muerte de Jhonny Rafael Esteile, de 23 años de edad.
Una nota publicada por la prensa local indica que la víctima murió como consecuencia de haber recibido un tiro en el pecho, luego de haberle bajado el volumen a la música con la que amenizaban una reunión, en el sector Bella Vista de esa ciudad.
Además de la condición especial de Molina, la pesquisa policial se vio perturbada desde el inicio, por una alteración del sitio del suceso, que consta en las actas del expediente.
Además, el arma homicida no fue recuperada y nunca se pudo determinar desde el punto de vista pericial si Molina efectuó el disparo, pues la policía judicial carecía de los implementos para llevar a cabo la prueba de ATD.
La situación de Molina fue descrita como “discapacidad mental psicosocial con un grado leve y discapacidad mental intelectual grave”, y ha sido certificada por el Consejo Nacional para las Personas con Discapacidad (Conapdis).
Básicamente, se comporta como un niño. Esto trae como consecuencia que el hombre reaccione de forma inesperada ante circunstancias apremiantes, como sucedió antes de una de las audiencias, en la que Molina convulsionó y defecó mientras permanecía en el calabozo del juzgado. Hasta el momento, el Ministerio Público no ha solicitado las medidas de seguridad correspondientes.