San Juan de los Morros.- El imaginario colectivo forma parte de la historia de la radio en Venezuela a través de las radionovelas que marcaron una época. Una de las historias de mayor impacto fue Martín Valiente, “el ahijado de la muerte”, protagonizada por Arquímedes Rivero.
Este paladín de la justicia, siempre combatió el mal, junto a su fiel escudero “Frijolito”, personificado por Alexis Escámez. Caseríos, pueblos y ciudades de Venezuela se paralizaban a la una de la tarde para sintonizar la icónica radionovela.
La historia de la radiodifusión en Venezuela está ligada a ese tipo de programas dedicados a la familia. Así que en ese tiempo se cumplían los preceptos con que nació la radio: educar, entretener e informar.
Las ondas hertzianas unían a la familia para escuchar con mucha atención cada una de las aventuras diarias de Martín Valiente. Aquel joven médico se identificaba con las causas sociales y se erigía en héroe para defender a los más desvalidos.
Poco a poco logra el respaldo del público y muchos de los radioescuchas querían parecerse al famoso personaje. El narrador presenta en sus descripciones a un joven atlético, de facciones atractivas y sobre todo, muy valiente.
Su apellido es una metáfora para presentar a un personaje que no le teme a nada para defender las causas nobles. Se trata de la representación de un Quijote criollo, pero completamente cuerdo, con un escudero tal cual su otro yo.
Esta obra creada para la radio por Armando Couto narra la historia de Martín Valiente, su amigo “Frijolito” y su inteligente caballo “Relámpago”. Corría el año 1962 y en Radio Rumbos se transmitían 15 novelas entre las 8 de la mañana y las 5 de la tarde.
La más exitosa es protagonizada por Milagros del Valle, con su personaje de Rosalinda, y Arquímedes Rivero, como Martín Valiente. Esta nota periodística es un homenaje a uno de los actores y productores más exitosos de la radio y la televisión. Es un homenaje al actor y productor Arquímedes Rivero quien falleció este jueves 2 de diciembre. Paz a su espíritu y que brille para él la luz perpetua.
Ramón Figuera – El Tubazo Digital