España.- El líder no aplaza las tareas. Barcelona entró a todo trapo, liquidó la contienda y la metió en el congelador. En un primer tiempo brillante, con dos goles y tres palos, acabó con un Athletic blandísimo y deprimido. Desde 2001 no gana en el Camp Nou, y en esa serie tan negativa pocas veces ha ofrecido tan poca resistencia como en la primera parte de este domingo.
Un zurdazo seco y clásico de Leo Messi coronó 30 minutos excelentes del Barca, plenos de ritmo y de acierto. No se notaron las ausencias de Busquets y Suárez porque sus recambios funcionaron a pleno rendimiento.
A Alcácer no se le puede poner pega porque embocó el primer balón que le llegó, servido por Jordi Alba, que partió en fuera de juego. En cuanto al medio centro, posición tan sensible en el juego azulgrana, quedó tan bien guardada por Rakitic que fue un robo suyo lo que activó el primer tanto. Excelente el croata en el juego posicional, al que cada día resulta más difícil verle de regreso al interior diestro.
La claridad en el ataque azulgrana no sólo produjo esos dos goles en medio partido. También estrellaron tres balones en los palos. Dos de Coutinho, uno violento de volea y otro en vaselina superando a Kepa, de largo el mejor de su equipo. El tercero fue un buen disparo lejano de Paulinho, más participativo que otras tardes.
En realidad todos los azulgranas disfrutaron del primer acto por la inacción rojiblanca. Rara vez se ha visto a un Athletic tan entregado, con la guardia baja. Desde la alineación, sin Aduriz y Williams, al abandono material de su delantero, Sabin Merino, que corrió hasta la desesperación sin rascar bola.
Una sola modificación en el descanso dio vida en ataque a los leones. Entró Iturraspe por Beñat, pieza por pieza, y el equipo conoció el área contraria. Remató desviado Lekue, y disfrutó de un par de buenas opciones Sabin Merino, mal resueltas.
Como ya ha hecho en la temporada, el líder se aplicó para conservar la pelota y la renta, pero sin vértigo. Ahí brilló Coutinho, con esa calidad para resolver problemas en espacios reducidos, y se marchó Dembélé, tan activo en el primer tiempo como infrautilizado en la segunda.
Entró Iniesta, que tiene al Camp Nou en vilo. Tendrá que aprender lo que es la vida sin Andrés. El caso es que entró y ayudó a triangular, desactivando en gran parte la entrada de Williams y Aduriz.
Tuvo más presencia el Athletic, sin forzar ni una sola parada de mérito de Ter Stegen. Demasiadas facilidades para un líder al que le basta esforzarse un rato para ganar otro partido sin dificultad. La Liga perfecta está un pasito más cerca.
Fuente
José María Rodríguez