Caracas.- Luego de cinco días de espera y confusión fueron enterrados Abraham Israel Agostini y José Alejandro Díaz Pimentel, dos de los compañeros de Oscar Pérez. Familiares denunciaron que no les permitieron velorios individuales, fueron enterrados de forma arbitraria y sin ningún tipo de honores.
Fuentes internas de la morgue de Bello Monte indicaron que en horas de la noche del viernes, luego que se retiraron los familiares de las víctimas, la fiscalía novena militar autorizó la entrega de todos los cuerpos. Sin embargo, hasta el cierre de esta edición, el cadáver de Pérez todavía se encontraba en las instalaciones de la medicatura forense.
Luego de la autorización, seis cuerpos fueron preparados para los actos velatorios, con el fin de trasladarlos al cementerio a primera hora de la mañana, tal como se realizó.
Esta medida se tomó sin notificarle a ninguna de las familias. La decisión los agarró por sorpresa en horas de la madrugada cuando llegaron a la sede de la morgue los parientes de Abraham Israel Agostini y José Alejandro Díaz Pimentel.
La madre de Agostini, Ceila Josefina Agostini Palomo, contó que la obligaron a montarse en una furgoneta con el cadáver de su hijo, porque lo iban a enterrar de manera unilateral en el cementerio del este.
Un procedimiento similar ocurrió con la familia Pimentel, quienes recibieron una llamada de funcionarios del Servicio Nacional de Medicina y Ciencias Forenses (Senamecf), donde les decían que el cadáver de la víctima ya se encontraba en el cementerio del este y que sería sepultado de forma rápida.
Ambas familias catalogaron el acto como una acción arbitraria para impedir que los caídos fueran velados con los honores que merecían.
En el camposanto solo hubo acceso para los familiares directos, un piquete de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) restringió la entrada a la terraza donde se realizaba el sepelio desde aproximadamente las cinco de la mañana.
Debido a la premura con la que se ejecutó el procedimiento, los cuerpos de Pimentel y Agostini iban a ser sepultados sin que los familiares firmarán el acta de defunción.
El director del departamento de Investigaciones de la morgue de Bello Monte tuvo que ir hasta el cementerio del este para que los dolientes firmaran el registro, y así, legalizar el entierro.
El funeral católico estuvo a cargo del capellán Omar José Gómez Caicedo, quien se encarga de realizar los actos religiosos en instituciones del Estado y ceremonias del Gobierno.
El resto de los grupos familiares pudieron ingresar pasadas las doce del mediodía, cuando Agostini y Pimentel ya se encontraban bajo tierra.
En ese momento los allegados y parte de la sociedad civil que se acercó hasta el cementerio, realizaron la despedida correspondiente y se llevó a cabo otra misa velatoria.
En las tumbas de los dos caídos durante la operación Gedeón quedaron varias banderas de Venezuela, en muestra de honor.
En un avión militar
Paralelo a la situación que se registró en el cementerio del este. Los cuerpos de Daniel Enrique Soto Torres y los hermanos Lugo Ramos fueron trasladados hasta el aeropuerto de Maiquetía, donde los esperaba un avión militar que los llevó hasta el estado Zulia.
El mismo procedimiento fue practicado con el cadáver de Lisbeth Andreína Ramírez Mantillla, quien fue trasladada hasta la ciudad de San Cristóbal del estado Táchira.
En rechazo a la operación, se efectuó una concentración en Altamira que tuvo como destino las inmediaciones de la morgue de Bello Monte, donde se registraron varios enfrentamientos con la GNB.
Exigieron también la entrega del cadáver de Pérez a sus familiares.
Fuente
Joan M. Camargo