Una nueva aventura a través de las estepas de Mongolia, con dos camellos perdidos y un niño que los quiere y parte en su búsqueda.
Una familia de nómadas mongoles se ve obligada a vender la cría de su camello para poder subsistir. Cuando la madre del camello se fuga en busca de su cría, Bayir (Mikhail Gasanov), el pequeño de la familia, parte en su búsqueda pilotando una moto.
“La historia de un camello que llora” (L. Falorni y B. Davaa, 2003) ha creado escuela. Aunque ahora no es una madre que se resiste a aceptar a su cría, sino todo lo contrario. El desierto de Gobi y las estepas mongolas son espacios poco a poco menos desconocidos por los espectadores. De hecho las cámaras se han aventurado por ahí al menos desde los años 50, con hits notables como ‘Urga, el territorio del amor’ (Nikita Mikhalkov, 1991), que estuvo nominada al Oscar. Pero, para Yuriy Feting, realizador de esta nueva aventura mongola, sigue siendo “como otro planeta, un lugar fantástico que, sin embargo, forma parte de Rusia.”
Y rodar ahí siempre tiene un punto etnográfico:“Celestial Camel” no es una excepción. Asistimos a rituales folclóricos y a la relación muy especial que los habitantes de las estepas entablan con sus animales.” y los mongoles recibieron al equipo con los brazos abiertos: “No importa de donde seas tienes que hablar a Dios en tu propio idioma”. En toda su árida inmensidad, Gobi es tierra de acogida.
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