San Juan de los Morros.- Todo el mundo esperaba un varoncito, pero cuando las cosas van a suceder, simplemente pasan y los designios de Dios, nadie puede cambiarlos. Toda la ropita se la compraron de color azul, no había ni un trapo rojo o rosado, sin embargo, cualquier color es bueno para ser usado, lo demás son convencionalismos sociales.
Su madre lloró de felicidad al ver a su lado el fruto de sus entrañas. Su padre, un poco remolón se fue acercando poco a poco mientras que la sorpresa se le fue convirtiendo en un amor para toda la vida al ver a su bella hijita vestida de azul.
No solamente la ropa estaba destinada para un heredero de la familia, también el nombre, pero ni corto ni perezoso don Jesús María no se dejó amilanar por la realidad del momento y dijo “igual va a llevar mi nombre, pero al revés”. Se llamará María de Jesús”.
Así vino al mundo, esta mujer campesina, llena de valores humanos y morales, pero justamente esa esencia del campo la llevó a querer cada día un nivel de vida diferente y mientras más estudió se hizo más humilde, como aplicando aquella máxima de Bolívar que dice “siempre verás al ignorante y necio darse humos de talentoso y vivo”. Su sencillez la ha llevado con éxito por los caminos de la vida.
A los 16 años ya andaba recitando en las emisoras de Valles del Tuy, su tierra de origen. Su constancia la hizo ser profesora, periodista, abogada, locutora, pero ante todo un gran ser humano que con su columna “Voces de mi tierra” ha recorrido los caminos del llano, el centro de Venezuela y más allá.
Cuando la gente tiene sueños sólo tiene que comenzar a luchar por ellos y el mismo Dios lo va llevando de la mano para mostrarle la senda del éxito, sólo hay que tener una actitud positiva ante la vida. Actualmente, las voces de mi tierra se leen semanalmente en un periódico de los Estados Unidos, porque allá fue “a parar la pata” esa incansable mujer luchadora, conocida dentro y fuera de nuestra fronteras como Chúa Zapata.
A César lo que es del César, a Dios lo que es de Dios y honor a quien honor merece.
El Tubazo Digital – Ramón Figuera