Caracas.- Así como las personas se ponen tenis, gorra y se hidratan para salir a ejercitarse, el ganado se debe preparar y manejar de forma adecuada cuando se desplaza por senderos.
Arrear un ganado fue hasta hace poco tiempo una práctica de maltrato animal que estresaba a las reses, afectando su salud, corporalidad e índices productivos.
Las prácticas de arreo actuales se encaminan a movilizar hatos pequeños, medianos o grandes de forma que se respete el bienestar animal. Ante eso, conozca las 9 claves que todo vaquero debe tener en cuenta a la hora de movilizar al ganado.
Diana Lucía Restrepo, médica veterinaria-zootecnista, en Villavicencio, Meta, partió por decir que los ganaderos cometen el error de golpear y gritar el hato cuando lo sacan del sitio donde se encuentran para iniciar el recorrido hasta un nuevo escenario.
En ese en sentido, el maltrato físico y auditivo no ayuda a las reses a movilizarse con más rapidez ni en orden. “Eso pasa en una vaquería normal sea a caballo o a pie. Los gritos no sirven. Como tampoco es adecuado arrear en horas de sol perpendicular. Es un error gravísimo”, afirmó la profesional en salud animal, al explicar que las altas temperaturas alteran el estado físico de los rumiantes.
León Esteban Arango Rivera, médico veterinario, en La Dorada, Caldas, indicó que el ganadeo se debe llevar “al paso que dice el hato y no con el afán del vaquero de hacerlo correr, eso causa estrés”.
De igual forma, el desplazamiento del ganado se hace con el reconocimiento de la ruta a seguir, según Restrepo, porque “a veces los llevan a hacer travesías. En muchas ocasiones los ponen a pasar muchos ríos o pavimentos, lo que causa que se desgastan sus cascos y se genere dolor sobre el animal”.
Arango Rivera recalcó que el arreo se hará siempre con conocimiento previo del recorrido para no atrasar la llegada al destino final y por la relevancia que tiene, se debe descansar en sitios seguros y hallar zonas de hidratación con agua fresca para los semovientes.
Restrepo añadió que la movilización de ganado se hará sin el uso de látigos que se pueden cambiar por banderas que cumplen una función eficiente, según se ha comprobado, en el desplazamiento.
La médica veterinaria expuso que el vaquero usa el látigo, no tanto para golpear el ganado, sino para hacerlo sonar en el aire, lo que tampoco es aconsejable porque genera estrés en los semovientes en lugar de marcar su orden.
Subrayó que el productor debe pensar en el confort de los animales, como las personas piensan a la hora de elegir unos buenos tenis para salir a trotar. Entendido esto, ambos profesionales en salud animal aconsejaron incorporar prácticas que se vean reflejadas en la rentabilidad del negocio pecuario.
Las consecuencias
Un artículo publicado en la web por Bayer sobre bienestar animal menciona que “los métodos adecuados de arreo reducen de manera importante el estrés al que los animales se ven sometidos durante el embarque, traslado, desembarque y conducción a las plantas de sacrificio”.
La reducción se traduce, según Bayer, en menores “pérdidas económicas, no solo por un incremento en la calidad de la carne y la disminución de los accidentes laborales, sino también por un mayor nivel de bienestar tanto del animal como de los operarios, quienes gozan de un ambiente más tranquilo y seguro”.
Las 9 claves:
-El ganado se desplaza a su paso. No al del vaquero.
-Animales con dolencias no se pueden forzar a movilizar de prisa.
-Tener marcadas las zonas de hidratación.
-No golpear ni gritar al hato.
-Trazar una ruta para no agotar al ganado y guiarlo adecuadamente sin travesías.
-Escoger hora de poca luz solar.
-Ingreso y salida al potrero corrales sin golpes.
-Movilizar por senderos.
-Usar banderas y no látigos.
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