CRÓNICA / “Maestros se fueron de los salones y no se sabe cuándo volverán”

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año escolar

Como la canción infantil que se aprende en la escuela “Mambrú se fue a la guerra y no sé cuándo vendrá”. Escuela que por cierto hoy está llena de pupitres y escritorios vacíos, porque los maestros se fueron a la guerra y no se sabe cuándo volverán.

El 9 de enero del 2023 se esperaba un retorno a clases con normalidad: niños, niñas y sus representantes, acudieron tempranito a su primer día de clases; Yo los vi pasar antes de las 7 de la mañana, algunos con uniformes nuevos, otros ya usados, pero ninguno tenía una arruga visible, sin duda alguna, me recordó mi primer día de clases.

Ya se habría comprado la primera merienda, los zapatos de los niños estaban limpiecitos, la típica ilusión de la primera vez, los niños prepararon la noche anterior sus uniformes, cuadernos, lápices y todos los útiles escolares para su retorno a la escuela.

Duró minutos esta ilusión, porque al llegar al salón lo encontraron “solin solito”, solo sillas, pizarrón y un escritorio donde se suponía que estaría el maestro. Alarmante situación, y obviamente los niños no entendían lo que sucedía.

Recuerdo escuchar a un niño preguntar ¿Mami que pasó con mi maestra? “tu maestra está por ahí en la calle protestando pa’ que el gobierno le  pague mejor”.

Más tarde vimos una foto de la maestra con un cartel que decía “cuando Venezuela mejore volveré a dar clases”.

¿Cuándo mejorará Venezuela? Preguntó el niño de la comunidad Banco Obrero que estudiaba 2do. Grado en la escuelita República del Brasil. Su abuelo, “el señor Rafael” respondió  ¿cómo mejorará Venezuela si no ayudan a los niños a formarse?.

“El futuro de Venezuela depende de los niños y niñas, los maestros y maestras forman el futuro de esta Patria”, continuó diciendo el viejo, quien más tarde me enteré que era un obrero jubilado del Ministerio de Educación.

Los maestros y maestras salían tempranito con pancartas, pitos y mucha euforia, una profesora “adeca” venía en la camionetica “arrecha”. Las dos cosas las sé porque las dijo en voz alta mientras se tiraba un discurso de porque iba a marchar con los maestros.

En las calles se veían grupos de maestros que iban caminando a la concentración, todos venían formando lío por la calle, hasta llegar al lugar de la concentración todos con el mismo lema “en la calle hasta que todo mejore”.

El domingo, le pregunté a mi vecina, “la profesora María”, cómo estaba y al mismo tiempo me respondió, “aquí mijo lavando una camisa negra para la marcha mañana”. Evité preguntarle por qué tenía que ser ese color, claro que al día siguiente pude darme cuenta el porque.

Llegó el lunes 15 de enero “la quincena” las calles se llenaron de luto, todos estaban oscuros, los maestros portaban franelas negras, caras de tristeza y al mismo tiempo de rabia, pero en este entierro no había un ataúd, tampoco había un muerto, al menos no había un cádaver, los maestros decían que estaban enterrando su sueldo que había muerto al instante.

Cabe destacar que era una protesta bastante creativa, una viejita llevaba una cajita pintada de negro con la frase que decía “que en paz descanse mi sueldo” todos gritaban consignas con el slogans “ha muerto el señor salario”.

Lo único blanco que se veía en esa gran concentración eran unas banderas blancas que decían “AD” había escuchado de la boca de un maestro jubilado decir “estos les gusta robarse el show”.

Los políticos viejos de Acción Democrática, se habían presentado con banderas blancas, “para politizar la movilización” dijo una profesora manifestando su molestia.

La razón por la cual vinculé la canción infantil “Mambrú se fue la guerra” fue porque así lo hizo saber una maestra de preescolar, cuando dijo:

“Aquí nos mantendremos en guerra y no sabemos cuándo volveremos”. Así que los maestros se fueron a las calles y no sabemos cuándo vendrán nuevamente a las aulas.

Ya  acabó el mes de enero y todavía Carlitos, el niño que es mi vecino, le dice a su mamá que quiere ir a su escuela.

Pero claro, aún su maestro sigue sin querer regresar al salón, algún día no muy lejano, dicen que se cansarán y volverán a formar el futuro. Otros aseguran que ya tienen al gobierno asustado y están a punto de ganar la batalla, sea como sea, aún las escuelas siguen solas y los maestros están en su lucha “que dolor, que dolor que pena”.

Isaías Guerrero

* Crónica escogida como una de las mejores, realizada por estudiantes de Comunicación Social, de la Universidad Rómulo Gallegos, en San Juan de los Morros, estado Guárico.

Cátedra: Periodismo Interpretativo, 5° semestre /  Docente asesor: Ramón Figuera.

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