Caracas.– María Emilia estuvo soñando toda la noche con que se le habían caído los dientes. Ella estaba comiendo coco y de repente sintió algo duro y cuando fue a ver era un diente que se le había caído, pero cuando se fue a lavar la boca toda asustada, se le cayeron otros dos y camino al odontólogo, en un mar de llantos, vio como rodaban otras tres piezas dentales.
Cuando le contó el sueño a su mamá, la mujer se persignó tres veces y la encomendó a Dios. “Eso es muy malo. Soñar con que a uno, o a alguien, se le caen los dientes es un mal presagio, viene una tragedia en camino. Que Dios nos libre”, dijo la señora toda asustada también.
Por la noche les vinieron a avisar que a José Ángel, esposo de María Emilia, lo había matado la policía en un enfrentamiento. Y que había otras dos personas muertas que al parecer eran de la misma banda.
Con el corazón desecho la familia se trasladó hasta la sede regional del Cicpc y de allí las mandaron para la medicatura forense de El Tigre, pues tenían que reconocer el cadáver.
Cuando llegaron ninguna de las mujeres quería bajar al sitio donde esperaban no sólo los tres cadáveres de la balacera ocurrida en el sector Aceital del Yabo, municipio Independencia, al sur del estado Anzoátegui, sino otros cuatro que había recogido en distintos puntos del estado. Lucrecio Panacual, amigo de la familia, quien las había acompañado, se ofreció para bajar él al acto de reconocimiento. Los policías aceptaron. Rato después subió con cara de tragedia.
No había ninguna duda. Uno de los fallecidos era José Miguel. Les dijo que tenía tres balazos y que los otros muertos eran El Papo y Dunglares Perdomo, otro muchacho del barrio que debía tener a lo sumo veinte años, al igual que José Miguel.
Cuando regresaron al barrio se enteraron de que la policía estaba allanando las casas de los tres muchachos y que en la casa de El Papo habían localizado varios laptos, tablets y teléfonos celulares, así como varios relojes y cadenas de oro, que estaban metidos dentro de un saco enterrados en el patio de la casa.
Una rutina peligrosa
Aquel domingo no tenían nada que hacer sino descansar, pues volverían a jugar de nuevo dentro de tres días. La mayoría de los jugadores estaban durmiendo y cada uno disponía de los dos asientos, por lo que podían estirarse como les diera la gana. Venían de Puerto Ordaz, iban camino al sur de Anzoátegui. Todos eran jugadores, técnicos y personal médico y algunos amigos del equipo Portuguesa FC.
Acababan de pasar el punto de control de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) en El Amparo, estado Bolívar, donde varios jugadores sostuvieron un altercado con los efectivos militares, pues estos se subieron al bus en un operativo de rutina y cuando se enteraron de que eran del equipo de fútbol, querían que les regalaran tacos (zapatos para jugar), franelas y balones.
Poco después, más o menos por el kilómetro 70, la unidad autobusera, que iba a muy poca velocidad porque había unos policías acostados en la vía, fue chocada por detrás por una motocicleta, por lo que el conductor decidió detenerse. Cuando se detuvo, salieron del monte varios sujetos armados, que los encañonaron y los obligaron a continuar la marcha, pero los desviaron un poco más adelante hacia una carretera de tierra.
Los jugadores fueron obligados a quitarse los uniformes y se los llevaron. Así como todos los zapatos deportivos y los bolsos que portaban, con sus pertenencias personales. Antes de marcharse golpearon salvajemente al jugador Luis Jiménez. Llagaron caminando hasta el puesto militar donde colocaron formalmente la denuncia e igualmente llamaron a unos amigos del Cicpc y les notificaron lo ocurrido.
Abatidos y detenidos
Los funcionarios policiales de la subdelegación del Cicpc de El Tigre tomaron desde temprano el sector Aceital del Yabo, pues manejaban una información según la cual allí residían los integrantes de una banda delictiva que mantenía azotados a los conductores, que se desplazaban por las carreteras adyacentes, sobre todo por la vía Puerto Ordaz- El Tigre, gracias a los datos suministrados por varios confidentes que manejaban los apodos, nombres y direcciones de al menos diez piratas de carreteras.
La idea era llevarlos detenidos e interrogarlos, a fin de determinar si alguno de ellos guardaba relación con el robo de los jugadores del Portuguesa FC o con otros asaltos cometidos en las adyacencias.
Uno de los muchachos que estaban buscando ya había sido detenido y lo mantenían dentro de una radiopatrulla. En el instante en que los funcionarios fueron a allanar la segunda vivienda era como si los estuvieran esperando. Numerosos disparos y una potente explosión se dejaron sentir en la quietud de la noche. El intercambio de disparos se prolongó por espacio de diez minutos y luego comenzó de nuevo, pero tres calles más allá. Era otro grupo de funcionarios que intentaba allanar otro de los inmuebles.
Toda la zona se llenó de agentes policiales y rato después llegó una furgoneta en la que fueron introducidos los cuerpos de tres jóvenes. Los vecinos lo que hacían era ver. Nadie pronunciaba palabra alguna.
Todos sabían que los abatidos eran choros, pero abrir la boca les podría salir caro, toda vez que luego deberían enfrentarse a la furia de los parientes.
Los funcionarios colectaron en el sitio dos pistolas Pietro Beretta color negro, y una escopeta sin marca ni seriales visibles.
Varios días después se realizaron nuevos allanamientos, allí mismo, en el sector Aceital del Yabo, pero en esa ocasión no hubo resistencia. Seis personas fueron detenidas y posteriormente la policía informó que estaban siendo vinculadas con varios asaltos cometidos en el sector, entre ellos el de los jugadores de Portuguesa FC.
Los detenidos fueron identificados como Jean Ferreira (19), Liurvi Suárez (22), Deivi Escalona (24), David Caraballo (21), Érika Perea Villanueva (23) y un adolescente de 17 años apodado “El Pollo”.
Les incautaron varias armas, así como implementos deportivos y teléfonos celulares, que se presume eran propiedad de los jugadores. Otros cuatro sujetos lograron evadir la acción de la justicia, pero se informó que estaban plenamente identificados.
Últimas Noticias – Wilmer Poleo Zerpa