DANIEL R SCOTT / Adolfo Rodríguez

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“Uno de mis anhelos de estar en San Juan es hacerme feligrés de esta iglesia donde predica Daniel.” (Adolfo Rodríguez).

adolfo rodríguez

Después de leer esa frase del ilustre personaje, y obedeciendo las tiránicas ordenes del recuerdo y de la nostalgia que siempre han hecho conmigo lo que les da la gana, me dirijo a mi biblioteca y tomo el libro “Juan Germán Roscio: El máximo constituyentista venezolano” de ese nuestro querido historiador, escritor, intelectual y amigo Adolfo Rodríguez, regalado por el mismo autor, una noche en el club ítalo de mi localidad, con la siguiente dedicatoria de su puño y letra: “Para Daniel Scott, joven maestro amigo y compañero de andares literarios con un abrazo de Adolfo Rodríguez. 24 de noviembre de 2011”

Lo hice solo por recordar, como invocando la presencia del autor en su libro…

Hablar del profesor Adolfo sería sobreabundar en lo que ya muchos han sobreabundado, y aun así, nunca se la haría justicia: tal ha sido su dilatada trayectoria intelectual y quehacer académico en San Juan de los Morros y el estado Guárico.

No diré lo que otros ya han dicho. Con toda franqueza puedo afirmar que no solo ha enriquecido con su quehacer intelectual nuestra cultura, sino mucho más que eso: él es la cultura…

Decir: “Puedo afirmar que no solo ha enriquecido con su quehacer intelectual nuestra cultura, sino mucho más que eso: él es la cultura”, es mejor y mucho más exacto que ofrecer al lector un curriculum vitae que si bien expresaría toda la verdad, se helaría finalmente en las escarchas de la tinta y el papel… Así que afirmo categóricamente: “Él es la cultura”

Y cuando pienso en él, y en muchos otros como él, -de todas las épocas de nuestra historia patria- me vienen a la mente aquellas palabras tan proféticas y eternamente vigentes de otro grande de nuestras letras, que acertadamente escribió, como guiado por mano divina:

“…nacimos en la pura tierra de Venezuela,

la del signo del Exodo, la madre de Bolívar

y de Sucre y de Bello y de Urdaneta

y de Gual y de Vargas y del millón de grandes,

más poblada en la gloria que en la tierra,

la que algo tiene y nadie sabe donde,

si en la leche, en la sangre o la placenta,

que el hijo vil se le eterniza adentro

y el hijo grande se le muere afuera.”

Pero en este Macondo en su última etapa le saludamos y esperamos su retorno…

Daniel Scott / 29 octubre 2018

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