Daniel R Scott / Esa vaciedad del alma

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DANIEL SCOTT

Apenas comenzado, debo decir que el libro “El vacío del alma” del escritor mexicano Miguel Contreras me atrapó desde sus primeras líneas y párrafos.

Cuando esto sucede, el lector sabe que ya no podrá detenerse hasta llegar al final. En mi caso será porque tema-autor son un poco como yo.

Me siento ya muy identificado con la base existencial, las vivenciasy la espiritualidad de Contreras.

En parte, ello se debe a que hay algo de “diario intimo” hasta lo que ahora he leído, y como yo llevé diarios personales en donde reflexionaba de todo cuanto me sucedía y leía, es inevitable que no me atrapen sus páginas.

Es cierto que no lo llevo tan adelantado como para dar un análisis panorámico-temático, pero sí ya puedo citar dos frases que nos permitan tener una vislumbre del contenido de la obra: la una del prólogo (de Eliseo Vila, presidente de la “Editorial Clie”, que publica la obra) y del propio autor la otra.

Escribe Eliseo anticipando lo que viene: “Va narrando a lo largo de los capítulos y que estructuran la obra sus vivencias personales en un lenguaje comunicativo, dinámico y fácil de leer, en su estilo que engancha.

Y apuntalando a su vez, con notable acierto, cada una de sus conclusiones mediante pasajes de la escritura y citas de otros autores, tanto clásicos como modernos” Esto se aprecia ya en sus primeras páginas cuando cita a personajes tan existencialmente distantes como Sigmund Freud o “Confesiones” de San Agustín.

Y Contreras a su vez, ya de entrada, nos coloca a reflexionar cuando declara: “Pero si alguien busca estar satisfecho fuera de Dios, entonces vivirá con el vacío del alma, independientemente de lo que acumule. Ese vacío del alma se tiene desde que uno nace hasta que Dios en su plan soberano lo llena. Entonces la vida es transformada. Hoy entiendo que lo más importante es la certeza de la eternidad al lado de Dios”.

Estás palabras resultan interesantes cuando las pronuncia un hombre fuera de lo común que se destacó con exito en varias áreas del quehacer humano, como lo fue en los deportes y en la política.

Nos enseña que por mucho que alcancemos las metas que nos proponemos en la vida, jamás triunfaremos si ignoramos ese elemento espiritual en lo humano que nadie más que Dios puede satisfacer.

¡Sigamos leyendo! Y en la medida en que lea, saldrán a la luz nuevas gemas!

Daniel R Scott

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