Daniel R Scott / Oda al carnet de la patria

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San Juan de los Morros.- Se nos acerca un joven y nos pregunta: “¿Es aquí donde escanean el carnet de la patria?” A lo que nosotros respondemos: “No, aquí no es”.

Pero él insiste, con un tono un poco suplicante: “Yo también tengo el carnet del Psuv, lo podemos escanear”.

Pero nosotros insistimos, en tono también suplicante: “¡No, no es aquí!” Y la verdad provocaba regañarlo y cuerearlo, para luego llevarlo a su casa a esperar que crezca y madure.

Pero no hubo necesidad: así como vino se fue, con una expresión de “¿Es que ustedes no comprenden? ¡El carnet!” Un joven agradable, de brazos robustos y fuertes, recién salido de la adolescencia, lleno de vitalidad, pero de sonrisa sumisa y domesticada.

Un letargo, una resignación que sorbe dignidades y voluntades… La gente –los jóvenes- caminando como autómatas, con cara de autómatas, aceptando lo inaceptable, hasta que de tanto y tanto aceptarlo, lo inaceptable se torna aceptable, se transforma en el único modo de vida, en una segunda naturaleza y finalmente en una única naturaleza.

Y así nace otro pueblo, un nuevo pueblo, uno más sumiso, más dependiente, carente de iniciativa…

“Juventud divino tesoro, y te vas para no volver” dijo el poeta, cuando notó que el paso de inexorable del tiempo le llevaba muy lejos su juventud.

Pero esta juventud se fue sin haber envejecido.

Daniel R Scott

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