“Buen día amigo Daniel. Espero que tu semana sea espectacular, digna de tu especial sensibilidad. Mis cariños para ti. Éxito infinito” (Rosvira Gómez, 24 de marzo de 2003).
“Te diré un secreto: el día que la poesía quiso llevar el nombre más hermoso que existiese, decidió llamarse Rosvira” (Daniel R Scott, 24 de marzo de 2003).
Al acercarme a las exequias del profesor Braulio Gómez, el pasado 17 del mes y año en curso, también me enteré del fallecimiento de su joven hija Rosvira Gómez, a la que me unió una muy bella amistad.
¡Cómo me dolió la partida de esta alma sensible! Siempre en la Biblioteca Pública Central, -donde la conocí a principios de 2003- leyendo, revisando estanterías y escudriñando libros, conversando con el buen Antonio Ceballos y conmigo. Fue allí donde me enteré de su alma inquieta y sensible, amante del arte y de la poesía.
Comenzó entonces una pequeña pero intensa amistad por mensaje de textos que yo, por considerarlos valiosos, fui anotando en el diario que llevaba para ese entonces, y gracias a lo cual reproduzco aquí , quince años más tarde, sin añadir muchos comentarios de mi parte.
Lo hice porque pude detectar en ella un talento refinado y exquisito -cortado en la flor de la vida- que hoy comparto muy sucintamente.
En cierta oportunidad le escribí: “La amistad es tan mágica que si me obsequias tu nombre haría con él un ramo de rosas cuyos pétalos le canten al mundo lo mucho que te aprecio”
A lo que ella respondió de inmediato, haciendo gala de buena improvisación:
“Estar en vuestro recuerdo
caballero encantador
halaga de mil maneras
mi alma de humilde flor
pues el afecto sincero
siempre cae de lo mejor
¡Gracias totales!”
En otra ocasión –siempre por mensaje de texto, al amanecer o al anochecer- cuando le escribí: “debes dar gracias a Dios porque el día que embelleció tu semblante con la serenidad de los atardeceres”, ella, como siempre, me respondió en versos:
Siempre estoy agradecida
a mi Padre Celestial
me ha dado excelentes dones
que he querido aprovechar
y me ha granjeado el cariño
de gente muy especial
¡como tu!”
Y un 21 de abril de ese mismo año, ella escribió:
“Me faltaba saludarte
Antes que muriera el día
No pienses que te he olvidado
Pues tu amistad es alegría
Saludos dulce Daniel
La luna besos te envía”
Pasó el tiempo y solo nos veíamos ocasionalmente. Hasta que supe… que se nos fue (Agosto 2018),