San Juan de los Morros.- Es sorprendente y digno de un estudio presente y futuro este fenómeno de la emigración en el país, y sería interesante preguntar cuales serán, a largo plazo, las consecuencias de la misma. Los historiadores y sociólogos tienen bastante material en bruto y trabajo cuando les toque analizar las causas de esta estampida de talentos y cerebros. Más de uno se hará famoso…
Por ejemplo, ¿qué sucederá en el ámbito laboral? Porque en este momento el abandono de los puestos de trabajo es algo así como una pandemia. La gente deserta masivamente de sus empleos y se marcha a otros países, sin renunciar a sus cargos ni importarle tramitar su arreglo. ¡Tan golpeada está nuestra economía y tan devaluada nuestra pobre moneda! La sola denominación de “soberano” nos hace menear negativamente la cabeza, o morirse de risa a los más cínico.
No hay motivación, ni deseos de superarse, y cuando eso sucede en un país, es sumamente grave. “Para qué?” dicen muchos. “Solamente si se ve como algo que lleve al crecimiento personal”, me dijo alguien, pero ni aun así. Una joven me preguntó sobre los requisitos exigidos para hacer un doctorado en el área de postgrado de la Unerg. Cuando quise dárselos, días más tarde, no mostró ningún tipo de interés. Al indagar sobre las razones, esto me respondió: “¿Para qué? Igual lo que me paguen como doctor será inferior a los bonos que le ofrece el gobierno a los que no trabajan. No vale la pena el esfuerzo ni los sacrificios”
¿Qué le podía yo responder? No es un delito estudiar y prepararse para ganar un poco más de dinero, o para aspirar a tener más que otros. Así es la naturaleza humana. Y mientras no estropees o escamotees a los demás en tu trayectoria de ascenso, toda regla de juego y ambición son válidas.
Y mientra busquemos interpretar este fenómeno de la migración pasándolo por los filtros de la propaganda oficial, jamás le llegaremos al meollo del problema ni se le encontrará una solución viable.
Daniel Scott
