DE ANÁLISIS/ Juan Guaidó en su peor momento político

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La noticia del acuerdo opositor esta semana para prorrogar por un año más la presidencia interina a Juan Guaidó ha pasado desapercibida.

Para parte importante de la opinión pública nacional, la presidencia interina es una abstracción sin contenido. No va a poder impulsar ninguna transición a la democracia.

Una entelequia que sólo se justifica para mantener los empleos y garantizar los salarios del personal que la ocupa, salpicado de acusaciones de irregularidades administrativas.

A pesar del pesimismo que se vive también en parte de los partidos opositores, el acuerdo parece indicar que, de momento, no existe un planteamiento estratégico con el cual sustituirla.

Guaidó sobre hielo

Pero pese a renovar su mandato un año más como presidente interino, Juan Guaidó afronta hoy su momento político más comprometido.

Se ha enfriado el entusiasmo de la ciudadanía; aumentan los críticos dentro de sus propias filas; carece de instrumentos para hacerle frente al chavismo.  Enfrenta acusaciones por malos manejos de los recursos que administra el gobierno interino.

Luce, además, particularmente expuesto frente al aparato judicial oficialista.

Solo 10 paises lo reconocen

Las delegaciones diplomáticas del Gobierno interino quedaron reducidas, de las 60 iniciales. A 10, que son las naciones actuales que reconocen a Guaidó como presidente interino de Venezuela.

Justificaciones

Delsa Solórzano, de Encuentro Ciudadano: “La Asamblea Nacional electa en 2015 es la única institución legítima que le queda al país, reconocida por el mundo democrático. No podemos dejar a Venezuela sin instituciones”, dijo.

Eglée Gonzalez Lobato, politóloga y doctora en derecho de la Universidad Central de Venezuela, considera que la reforma del estatuto “amalgama escandalosamente funciones ejecutivas y legislativas en una sola persona”.

“Se ha tomado una medida extrema para garantizar la continuidad de Guaidó, que está plagada de irregularidades”.

“Con el argumento de que están defendiendo la democracia, han confiscado el Estatuto para garantizarse su permanencia en el poder, bajo el argumento de que este es un problema más político que legal”.

“Cuando se desprecian los mecanismos legales y se pervierten los procedimientos, corremos el peligro de que los partidos democráticos asuman que están en una zona supraconstitucional”, opina.

Consecuencias

González Lobato prevé que este paso “va a aumentar la hostilidad de Maduro. Es una circunstancia que dificultará el entendimiento. Minará las vías pacíficas que debemos buscar para salir sin traumas adicionales de esta tragedia nacional”.

El laberinto opositor

En sectores de los partidos Primero Justicia y Acción Democrática crecen las voces disidentes. Cuestionan la obsolescencia del interinato y el agotamiento de la ruta trazada en 2019.

Argelia Ríos, analista política, considera que “el gobierno interino como proyecto ha colapsado. El único objetivo que lo fundamenta es la protección de los activos venezolanos en el exterior, salvarlos de las manos de Maduro”.

Ríos, que también es periodista y escritora, considera que el esfuerzo hecho por Guaidó ha sido titánico y debe ser reconocido:

“El debilitamiento de Guaidó tiene mucho que ver con la falta de apoyos internos”.

“Ha sido difícil concretar en torno a él un movimiento de unidad nacional”.

“Mucha gente lo ve con recelo, como un enemigo que se transforma en un obstáculo para el sueño de llegar a la Presidencia en unas elecciones en 2024”.

“Hay muchas personas con aspiraciones presidenciales que están decididas a sacárselo de encima”.

Moises Moleiro – El País

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