De noche limpia el metro, de día escribe novelas

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Buenos Aires.- Después que cierra el metro a las 11:00 de la noche, Enrique Ferrari comienza a trapear las plataformas, mientras conjura personajes y tramas para su próximo misterio.

Ferrari, un conserje de 44 años que trabaja por las noches en el metro de Buenos Aires, tiene el pelo negro y puntiagudo y un tatuaje de Karl Marx. No fue a la universidad ni estudió redacción, pero sus novelas han ganado premios literarios en Europa y Cuba. Su sexto libro, que será publicado en los próximos meses, se llama “Si estás leyendo esto“, sobre un hombre que viaja a 1940 para matar al asesino de León Trotsky antes de que cometa el crimen.

“Mientras estoy barriendo, muchas veces estoy pensando en mi cabeza cómo hacer que mis novelas funcionen. Estoy constantemente editando en mi cabeza”, dice Ferrari.

Ferrari creció en el enclave judío de Buenos Aires, un área llena de negocios familiares y pequeños restaurantes. Ha trabajado como electricista y panadero y tiene un rol activo en el sindicato de trabajadores del metro. Siempre le ha gustado leer. Su padre, que trabajaba en una panadería, no leía mucho, dice Ferrari, pero cuando tenía ocho años lo sentó y le explicó que leer “es lo que nos diferencia de los monos”.

Los críticos han alabado sus cinemáticas narrativas y personajes con matices, así como su enfoque en la violencia y los dilemas morales que afectan a la sociedad. Ferrari ganó la mención de honor del premio Casa de las Américas en Cuba y el premio Silverio Cañada en España a mejor primera novela noir. Ferrari ha trabajado con varias casas editoriales y no está seguro cuántos libros ha vendido. Sus novelas están disponibles en Argentina y las más populares han sido publicadas en el resto de América Latina. 

El autor escribió su primer libro “Operación Bukowski“, sobre un escritor argentino alcohólico que recorre los pasos del cronista del bajo mundo Charles Bukowski en Los Ángeles, cuando era un inmigrante indocumentado en Estados Unidos. Ferrari se mudó a Florida en 1999 para escapar de la crisis financiera en su país. En 2003, en momentos en que terminaba el manuscrito, hizo un giro en U ilegal cerca de Miami y fue arrestado y deportado.

De vuelta en Argentina, continuó escribiendo. En 2012, “Que de lejos parecen moscas” fue finalista del Grand Prix de Littérature Policière, el premio a mejor novela internacional de crimen, en Francia. En el libro, Ferrari lleva a sus lectores al interior de la vida de Luis Machi, un millonario cocainómano y dispéptico que explota a sus empleados, trata mal a sus conocidos y engaña a su esposa. Luego de encontrar un cuerpo ensangrentado en el baúl de su BMW, Machi recorre la capital argentina para deshacerse de él.

Ferrari hace que sus lectores se involucren en el destino de su personaje a través de diálogos tensos y encuentros con sus oponentes. “Machi es malvado, encarnando los peores rasgos del típico patrón latinoamericano”, dijo Ferrari. Agregó que el personaje representa sus propias fallas personales y aquellas de una sociedad en la que los patriarcas poderosos son dominantes. 

Los lectores de Ferrari incluyen a sus compañeros de trabajo. “Es mejor escribiendo que trabajando acá”, dice en broma Sergio Gómez, quien también limpia las plataformas del metro. “No soy un lector, pero me gustaron sus libros desde la primera página. Son fáciles de leer”.

Ferrari pertenece a una generación de autores argentinos que no puede darse el lujo de escribir a tiempo completo. Hasta el momento, el mayor avance que ha recibido es cerca de US$535 por Que de lejos parecen moscas.

Más que dinero, con frecuencia lo que mueve la gente es el prestigio de ser un escritor exitoso”, dice Diego D’Onofrio, quien colabora en la dirección de La Bestia Equilátera, una editorial independiente.

Iñigo Amonarriz, quien dirige Revólver, la editorial que publicó el libro más reciente de Ferrari en Argentina, trabaja como cajero en una panadería. “Ninguno de mis escritores, aun ellos que han ganado el premio Dashiell Hammett, puede vivir de su trabajo como escritor”, dijo Amonarriz, quien publica una serie de novelistas noir premiados. Por ahora, Ferrari seguirá en su trabajo nocturno. Ese horario tiene sus ventajas, dice, pero siempre está trasnochado y espera pronto poder cambiar al turno de día.

Fuente

The Wall Street Journal

 

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