La gesta emancipadora de nuestra América, no es solamente una rememoración de los acontecimientos insurreccionales contra la España monárquica, que vieron luz a partir de la rebeldía mantuana de 1.810 en Caracas – Venezuela, y otras locaciones del Territorio Suramericano, y que tuvo su espacio cúspide en la batalla de Carabobo aquel 21 de Junio 1821, en las sabanas del estado territorial que hoy lleva ese nombre.
Esa gesta libertaria tiene raíces más profundas en el hacer colectivo de los pueblos nuestro americanos, cuando desde los movimientos comuneros, incluyendo al liderado por “José Gabriel Condorcanqui Túpac Amarú” desde el sur profundo de nuestro territorio, pasando por los movimientos comuneros de Uruguay, Paraguay y Río de la Plata, hasta los procesos de concienciación comunera de la entonces Nueva Granada, y de la Mérida de Venezuela.
Esos movimientos comuneros fueron la génesis real de la lucha pro independencia, que ha sido invisivilizada por la historiografía pro eurocéntrica del proceso político militar que desencadenó nuestra llamada guerra de independencia, y que tuvo en el genio político militar de hombres y mujeres como Túpac Amarú, Micaela Bastidas, Fco de Miranda, Ana María Campos, Simón Bolívar y Manuela Sáenz, entre muchos (as)., el campo fértil de para otra historia posible.
Un momento trascendente marca y determina el éxito de esta gesta.,. se trata de la llamada “”guerra social” así definida por el mismo Libertador “Simón Bolívar”, recopilada y escrita por el historiador dominicano Juan Bosch, quien con ilustre pluma relata y describe como el Libertador comprende y asume la necesidad de incorporar a la gran guerra matria a los más amplios sectores sociales oprimidos incluyendo a los esclavos negros e indígenas.,. Sólo así se inclina la balanza de resultados hacia las huestes republicanas que venían de sufrir dolorosas perdidas de las 1era y 2da repúblicas.
Hoy, dos siglos después, se hace indispensable para asegurar el futuro de sobrevivencia de América integrada y unida, retomar la utopía amarú, robinsoniana, bolivariana, en sus características contemporáneas para darle más vida al sueño de república que aún transitamos y desvelamos con nuestra revolución bolívariana, con nuestro plan de la patria, para sostener el tan ansiado equilibrio del universo planteado por nuestros “Quijotes Majaderos” de la Historia., es decir Jesús de Nazaret, Bolívar, y El Che Guevara.
Necesario es en este Tiempo Histórico volver a Simón Rodríguez y su planteamiento político cultural de República Original, al planteamiento de la doctrina bolívariana sobre justicia y equidad social, independencia y soberanía, cuando nos alertaban sobre los peligros y pretensiones del imperialismo mundial, expresado hoy en Venezuela con la pretensión de retroceso en los avances socio económicos y geopolíticos de la república.,. ( mírese bien la pretensión de zonas económicas especiales ).
Debemos buscar nuestras originales alternativas político culturales para confrontar el bloqueo imperial, la pandemia que también es producto de las políticas y apetencias de control social, geopolítico y económico imperial contra los pueblos del mundo que estamos ubicados en la periferia del modelo capitalista y somos considerados 3er mundo y productores de materia prima.
A tales efectos, Carabobo 1821, nos deja una dura pero luminosa enseñanza: las gangrenas políticas se resuelven con la autodeterminación y soberanía.,. y no con la dependencia de los intereses foráneos.
La educación universitaria aquí juega papel determinante con la docencia emancipadora, con la investigación emanada de nuestras propias necesidades, con socialización política popular del conocimiento.,. lo cual nos dará, óigase bien, nuestro modelo originario de construir y alcanzar una sociedad emancipada sin las taras sociales, políticas y económicas en que nos entrampa el paradigma de antivalores contraculturales de la sociedad depredadora burguesa.
Profesor Rafael Arias/ Docente Universidad “Rómulo Gallegos”
