Era marzo veníamos con un encargo acuestas, desde Angostura parte de la Comisión del estado para llevar los restos simbólicos del prócer Juan Germán Roscio Nieves al Panteón Nacional.
Con una parada en la Plaza de Bolívar de Valle de la Pascua, Manuel Bolívar, Del Valle Narcise y este servidor.
Un solazo indómito se metía entre el ramaje de los robles dejándose caer sin recelo en tu discurso Maestro RAMÓN CORREA.
¡Cuánta historia contada! Sin tatuajes, ni heroísmos, sin rebusques protagónicos. Una historia construida en la cotidianidad de un pueblo que espera lo mejor de sus hijos.
Con Ramón compartimos el cuento llanero, las bibliografías de los cantores y escritores del patio, las presentaciones culturales únicas a su estilo.
En una oportunidad le escribí una copla para su programa criollo en una emisora local:
” Hay un revuelo en la aldea
Un Guáriqueño nos canta.
Lo llama ” Ramón Correa”
Pa’ que afine su garganta.
S.l
Se fue el hombre, pero quedó su obra, sujeta al arraigo de las tradiciones que se consiguen en los patios cuenteros de la tarde.
Llora Mahomito su maestro bajo la mirada del Circulo de lecturas El Guayacán, que desde ahora estoy seguro llevará el nombre El Guayacan, Ramón Correa.
Feliz viaje mi hermanazo!!
