Edgardo Malaspina / Un día en la vida de iván denísovich

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1   Alexander Solzhenitsin, Premio Nobel de Literatura en 1970, publicó su novela corta “Un día en la vida Iván Denísovich en 1962. Esa publicación se hizo en el marco de la apertura iniciada por Nikita Kruchov para criticar el culto a la personalidad encarnado en el dictador  Stalin.

 Iván Denísovich Shújov es condenado a diez años de cárcel por traición a la patria. Reconoce que es un traidor para que no lo fusilen. En realidad durante la Segunda Guerra Mundial los alemanes apresan a Iván, pero logra escapar y llegar hasta el campamento soviético. Es acusado de espiar para los alemanes.

3  Solzhenitsin describe el infierno que representa  un día de un preso político en una mazmorra helada e insalubre de Siberia. Y entonces un pedazo de metal para hacerse cualquier instrumento es una gran alegría. Comprar tabacos a un compañero también es un momento celestial. Incluso una colilla  encontrada en las escupideras se acepta como un buen botín.

4  La comida es un pedazo de pan (200 gramos) con una sopa marrón sin sabor, y si un trozo de grasa nada en el plato, entonces el éxtasis no tiene parangón.  Iván guarda la cuchara  en sus botas de fieltro porque se la pueden robar. Los vigilantes reciben raciones mejores pero no las comparten. Cuando un familiar envía viandas el preso no las recibe porque los capitanes las saquean.

5  El frío siberiano puede congelar las manos, los pies y todo el cuerpo. Las consecuencias son iguales a las de una quemadura. Por eso después de cuarenta y un grados bajo cero no envían a los presos a los trabajos forzados. Iván está pendiente del termómetro y se amarga cuando no llega ni a los cuarenta…

Iván “esboza una sonrisa bonachona  que pone al descubierto los huecos dejados entre sus dientes por el escorbuto”.  Una vez lo atacó la disentería y se quedó vació con el estómago exhausto que se  negaba  aceptar alimentos. En el frente de guerra Iván comió pezuñas de caballo muerto remojadas porque los aviones soviéticos dejaron de lanzarles comida. Estaba acostumbrado  a estas miserias, pero soñaba con que ganaran la guerra, y la ganaron para seguir en la misma ruina.

7   El médico del campo de concentración dice que si el enfermo se mantiene en pie debe trabajar  porque ese es el mejor remedio. El enfermero escribe poesía porque en realidad es un estudiante de letras también preso. Le mide la temperatura a Iván que anda buscando un reposo. Tienes treinta y siete con siete. Iván se desilusiona porque la baja se la dan con treinta y ocho y medio…

8  Surrealismo: el poder le hace decretos a la naturaleza. Como nadie tiene reloj Iván dice que la comida es al mediodía cuando el sol está en lo más alto. El capitán de la cárcel dice que cuando el sol está en lo más alto es la una, según decreto del Gobierno Soviético.

9   “Los genios no adaptan sus obras al gusto de los tiranos”.

10  Iván una vez encontró la punta de un serrucho y se la guardó. No sabe para qué, pero razona: la previsión engendra la riqueza.

11  Los presos fuman en silencio en la oscuridad alrededor del fuego porque son una gran familia a pesar de a veces pelean por la comida. Los cigarrillos los lían con tabaco en papel periódico.

12  Los presos trotan de un lado a otro mientras trabajan  “y pensar que hay holgazanes que, sin que nadie les obligue, se van a correr a los estadios, a ver quién va más de prisa…”

13  “Dios desmenuza la luna vieja para hacer estrellas”.

14  “Si uno aparta su escudilla antes de terminar  son siempre varios los que se echan encima como una bandada de buitres”.

La sopa es más clara por la noche que por la mañana. Por la mañana hay que alimentar al recluso para que trabaje; por la noche, dormirá de todas maneras.

Cuando hay un poco más de pan Iván cree verdaderamente que la vida es bella.

15  Los presos sueñan con una amnistía de Stalin. Pero alguien grita:-¿Os imagináis  que el padrecito de los bigotes se apiadará de vosotros?.. Pandilla de imbéciles.

Cumplido el tiempo de condena el preso no debía alegrarse porque nuevamente podía ser enjuiciado.

16  Iván reza pero advierte que las oraciones  son como las instancias: o no llegan a su destino o se resuelven con un “no a lugar”.

17  Esta novela es un rosario desesperado y doloroso  de humillaciones. La gente era apresada por pensar distinto, por hacer una crítica inofensiva, por escribir cualquier cosa en una carta que fue abierta por los gendarmes, por ser familiar de uno que ya purgaba condena…

18  Cuando se publicó “Un día en la vida de Iván Denisóvich”, Solzhenitsin recibió miles de cartas. Resulta y pasa que Iván Denísovich eran millones. Entonces el escritor soviético decidió analizar esas cartas, las cuales le sirvieron para armar la trama de Archipiélago Gulag.

Edgardo Malaspina 

 

 

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