Anzoátegui.- Aurelena Jaramillo, es arpista, compositora y docente de Pariaguán, estado Anzoátegui. Ella me dice que si puedo publicar algo de una amiga suya que acaba de presentar su segunda producción discográfica. Que su amiga canta música llanera, pero es cristiana. Respondo que sí. Que la expresión de la música llanera no tiene límites. Es música y toda música es lenguaje del alma. De quien me hablaba es de su amiga, Eglys Rondón.
De Eglys Rondón recuerdo un afiche de promoción que en su pequeño estudio de grabación, en la calle Anzoátegui de El Tigre, tenía Gabriel Montoya “el llanerazo”. El afiche era referente a la canción “No nací para ti”
Ahora es Aurelena quien la acerca a través de los enlaces tecnológicos para dejarnos oír lo más nuevo de esta mujer, que es como oír el silbido de las perdices en alguna trilla del llano, dejando que el aroma del mastranto perfume las hojas del libro santo.
Eglismar Rondón nació el 26 de mayo de 1984, en Caracas. Para esa fecha, Aquiles Rondón y María Martínez, de Espino, él; de Las Mercedes del Llano, ella, se encontraban en Caracas. El altar de su amor entrelazado por la sangre guariqueña se iluminó con la presencia de su muchacha. Y como ellos son cultores de la música criolla, los primeros arrullos que recibió la recién nacida fueron los acordes de una tonada.
Eglys, desde muy joven se inició en el canto. En el año 2009, con 25 años de edad, grabó su primera producción musical “No nací para ti”. Rápido recibió lo más hermoso que puede recibir un cantante: El respaldo espontáneo del público.
En el año 2010, aún sonando mucho en todo el país y en Colombia con “No nací para ti”, atiende el llamado espiritual y entrega todos los campos de su fe al evangelio. Recibió a Cristo como su salvador.
Desde entonces, su canción se engrandeció para alabar con versos de la sabana la obra de Dios. Sustenta sus melodías en el sonido bendito con el que retumban las palabras de cada versículo bíblico.
Un año más tarde contrae matrimonio con Luis Eduardo Páez, compositor y predicador de la palabra de Dios. Juntos han llevado adelante una familia unida, creyente y próspera.
Hasta ese momento Eglys Rondón, no escribía ninguna canción. Pero los efectos mágicos de la musa comenzaron a despertarla en la noche. Alguien, quizás el ángel de un poeta desconocido le dictaba ritmo y letra para escribir.
Apelaba al teléfono. Grababa alguna estrofa. Luego desarrollaba el resto de la creación. Era un llamado superior para demostrarle que sí podía cantar con su propia poesía a Dios.
Dios quería sentirse agradado con lo que brotaba de su mente y de su espíritu, y pronunciaba su voz. Y así fue. Y así es. Canciones como “El significado del amor”, “No dejes de congregarte” y “Anunciando el evangelio”, sirven de testimonio sobre su nueva vida espiritual.
De hecho, “El significado del amor”, es el título de su segundo trabajo discográfico. Fue presentado en diciembre de 2017 en San Juan de Los Morros. En él enlaza la belleza del llano, la prédica del evangelio en la “comunión bíblica entre la comunidad de hermanos”, como apunta el poeta Daniel Scott.
El disco contiene diez canciones. Hay de su autoría y otras escritas por Carmelo González, Benilde González y su esposo Luis Eduardo Páez, quien además hizo la mayoría de los arreglos.
Como debe ser en todo buen artista, la humildad y la condición humana de Eglys Rondón, son de una calidad excepcional. Igualito al matiz de su voz en la que hay paz, alegría, reflexión y una fuerza que estremece y dan ganas de oírla, porque trasmite “el significado del amor”, que es vida, prolongación eterna. Habla con Cristo en la talanquera. Tiene a lo inmenso del llano como iglesia. Bendiciones y agradecimientos son luz de cada amanecer en el paisaje de su existencia.
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