El cajón parlante de la casa y sus leyes

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Tiempo atrás la radio fue aquel curioso aparato que más bien parecía un mueble de la casa. Aunque por dentro albergaba un misterioso sistema de transistores y sabe Dios qué otras triquiñuelas mágicas que captaban ondas invisibles para luego amplificarlas y transformarlas en sonidos. Entonces escuchamos con asombroso la voz humana, trasmitida a kilómetros de distancia, en este cajón parlante.

No es fácil atribuir la invención de la radio a una sola persona. En su concepción –como en todo emprendimiento a partir de la nada– estuvieron involucrados aciertos y fracasos. De igual manera, una serie de afortunados descubrimientos y, por supuesto, muchos científicos, pioneros y curiosos con inventiva.

Las telecomunicaciones cambiaron el mundo para siempre

Las telecomunicaciones son una serie de medios tecnológicos a través de los cuales se envía información a grandes distancias. Estos datos o información, se presenta en impulsos eléctricos, video, voz, texto, etc.

La radio, la televisión, las computadoras o teléfonos, son ejemplos de receptores de datos transmitidos a distancia, cuya fuente podría ser un servidor o un satélite.

Lo cierto es que, una vez en escena, las telecomunicaciones moldearon la forma de la comunicación masiva y personal, y la sociedad misma. Hoy día es difícil imaginarnos la humanidad sin estos medios. Tal es su influencia y poder, que el uso o abuso de ellos puede desviar el curso de la historia.

Como casi todo en la vida, son armas de doble filo. Por ello, se han diseñado una serie de leyes y estatutos para regular su uso, y tratar de garantizar, en la medida de lo posible, que la información que se transmita sea oportuna y veraz, y que no vaya en detrimento de los valores morales de las comunidades.

Resulta que aquel cajón parlante lo regían otras leyes

La primera ley la aprendimos en casa. Era sencilla: los adultos dominaban el dial. Sufrimos la hegemonía comunicacional sin conocerla. Algo de tiranía doméstica, hasta que la casa quedaba a solas… Nunca imaginamos que afuera imperaban leyes distintas a esta.

La radio, al igual que otros medios de comunicación masiva, también se sirve de las telecomunicaciones para alcanzar a su público. Así que es de suma importancia que existan leyes y reglamentos que rijan su funcionamiento, comercialización y el material que se difunde.

Así mismo, es fundamental que los entes correspondientes velen por que se cumplan estas normas al pie de la letra, y de llegar a ser trasgredidas, apliquen las correcciones o sanciones pertinentes a que dé lugar cada caso.

Algunas de estas leyes y reglamentos en Venezuela son las siguientes:

Constitución de la República Bolivariana de Venezuela
• Ley de Responsabilidad Social en Radio, Televisión y Medios electrónicos (Resorte)
• Ley orgánica de telecomunicaciones
• Reglamento de Radiocomunicaciones
• Reglamento de radiodifusión sonora y televisión abierta comunitarias de servicio público, sin fines de lucro
• Reglamento sobre el servicio de radioaficionados

Estos reglamentos serían letra muerta si no estuvieran respaldados por organismos gubernamentales que han sesionado a cabalidad sobre su contenido, aprobado por mayoría y autorizada su entrada en vigor con la venia del Ejecutivo. Por su parte, los entes responsables y custodios de su estricto cumplimiento son el Estado y Conatel.

Todas estas leyes –y los órganos que las emiten– están enfocados al bienestar humano en general. Con ellas se pretende cuidar la integridad de los ciudadanos, las instituciones, las empresas públicas y privadas. Garantizan el correcto tratamiento de las telecomunicaciones, la información, la libertad de expresión y de comercio, sólo restringida por las limitaciones en ellas contempladas.

Dura de matar

Se ha especulado –también de otros medios de comunicación cuando surge algo novedoso que amenaza con destronarlo—que la radio está en jaque. Lo cierto es que, desde la aparición de algunos aparatos antiguos, que inevitablemente devinieron en medios de comunicación masivos, como el televisor, se ha cernido sobre la radio este augurio fatídico de extinción inminente o progresiva.

Sin embargo, el tiempo ha demostrado todo lo contrario: la radio es una superviviente que evolucionó con el paso de los años, se reinventó y adaptó a las tecnologías de punta. Tanto antañas y nuevas generaciones la consumen y aman todavía.

Esto demuestra que –a pesar del auge del Internet y las redes sociales— hoy día la radio goza de una vigencia saludable. Tiene su espacio, su tiempo y su público fiel, y los que se suman. Todo parece indicar que seguirá con nosotros por más generaciones.

Yeimys Javier Martínez
Jmllerena@gamail.com

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