El Capitán América o el fin de la estupidez concienzuda de los que desean la guerra

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«El Capitán América está en Venezuela», escribe orgulloso uno de sus fans en Twitter, en la foto que acompaña el tuit puede verse una línea ígnea que cruza el cielo de Caracas.

Russia Today reseña el 10 de febrero: «Una bola de fuego fue vista este sábado en el cielo nocturno de varias ciudades venezolanas, sembrando el desconcierto de los residentes locales».

Vecinos de distintas ciudades de Venezuela inundaron las redes virtuales con imágenes en las que se observa una gran luz, una «bola de fuego» que ilumina el cielo nocturno.

La bola de fuego pudo observarse en gran parte del país, en particular en las ciudades de Caracas, San Juan de los Morros, Valencia, Villa de Cura, Maracay y sus alrededores, refiere Telesur.

Dicen que cierta modelo y presentadora del canal venezolano Globovisión subió a la azotea del canal para recibir al Capitán América, la bella muchacha daba saltos alborozada, mientras llamaba a gritos a su salvador, encarnación de ocultas apetencias y sueños, hasta hace poco, inconfesados.

Días antes la modelo había publicado en las redes sociales un polémico video en el cual se expresaba a favor de una intervención militar de Estados Unidos en Venezuela. «Vamos a verle el lado positivo a lo que está sucediendo en el país», expresó, los militares estadounidenses «se van a enamorar de unas bellezas tropicales como nosotras las venezolanas».

De esas relaciones entre las mujeres de su país y los soldados invasores ella cree que «en poco tiempo va a nacer ese poco de gringuitos chiquiticos, pero con sabor, con alegría».

Incluso pedía a los invasores que trajeran grandes cantidades de sueros y analgésicos, para palear la resaca tras la borrachera que acompañaría, según ella, la invasión del Ejército estadounidense.

No es la primera vez que el Capitán intenta hacer de las suyas en Venezuela, ni tampoco la primera vez que gringuitos de alma y bolsillo actúan bajo sus órdenes, ataviados con sus prendas. Les vimos en las Guarimbas quemar gomas de autos, lanzar piedras y cocteles Molotov, les vimos quemar vivas a personas inocentes, trancar calles, romper vidrieras, incendiar ómnibus, guarderías, instituciones del Gobierno.

Escuálidos disfrazados con la indumentaria del superhéroe se «manifiestan» en las esquinas de sus barrios contra el Gobierno, cerca de las cámaras de la televisión internacional y bien lejos del pueblo chavista, que el diablo son las cosas. En esos actos «patrióticos» cantan el himno de los EE. UU., pintan en la calle el escudo del Capitán América y se reúnen a soñar, bueno, cualquiera sabe por qué caminos los conducen sus fantasías.

No faltaron los agoreros, azotacalles y pícaros que al paso del meteorito se dieron a la «tarea» de lanzar presagios, la roca espacial fue interpretada como un funesto vaticinio. Un tuit anunciaba: «aciago augurio, a los chavistas les quedan pocos días, el meteorito es una señal del fin del gobierno de Maduro».

Mientras que un mensaje en Instagram compartía la idea de que se trataba del Capitán América: «Es él, que viene a liberarnos del mal, llegó la hora», acompañado de una ilustración, un escudo, con la bandera de los EE. UU. y la de Venezuela entrelazadas.

Alguien le escribió un poema: De ser una persona débil y enfermiza/ gracias a un experimento, / se convirtió en un súper hombre, / para luchar por el bien, la libertad, y la justicia,/ pero pagó un alto precio, la pérdida de su mejor amigo,/ y de una linda chica,/ que siempre será el gran amor de su vida,/ y que siempre estará en su mente, en su alma, y en /su corazón, hasta el día final/ Tráiganos la libertad usted que siempre la defiende/.

La bella presentadora de televisión, que espera agarrar soberana curda o borrachera, según se diga, sueña con su orgía fantasiosa, entre gringos salidos de una revista de comics o de una de las tantas películas de superhéroes. «Nada en el mundo es más peligroso que la estupidez concienzuda», dijo Martin Luther King.
Debería –vamos a decir– la incauta muchacha, indagar sobre la acción de los admirados protagonistas de sus sueños en Faluya, que les pregunte a las mujeres de Bagdad o de Kabul.

Una cadena televisiva italiana transmitió un documental titulado Faluya, la masacre oculta, que documenta la forma en que el Gobierno estadounidense dejó caer una indiscriminada lluvia de fuego químico de fósforo blanco sobre la ciudad y derritió hasta la muerte a mujeres y niños. Además, las fuerzas estadounidenses utilizaron municiones de uranio empobrecido contra la gente de esa ciudad irakí.

Deberían averiguar los admiradores del Capitán América, qué le sucedió a otro de los grandes héroes de celuloide en Vietnam. Recuerdo a Superman sobre la azotea de la embajada de EE. UU. en Saigón, agarrado a la patineta de un helicóptero. En su intento por escapar dejó hasta la capa.  

Preveo sin lugar a duda, que los patriotas venezolanos le tienen reservada igual suerte al Capitán América y sus seguidores, esperamos que las madres estadounidenses no tengan que llorar a sus hijos, cuando Venezuela se levante como una tromba contra los que le quieren robar su libertad.

Pobre muchacha «soñadora», la imagino en la hora del desencanto, decir como Segismundo: ¿Qué es la vida? Un frenesí/¿Qué es la vida? Una ilusión/ una sombra, una ficción/ y el mayor bien es pequeño: que toda la vida es sueño/ y los sueños, sueños son.

No tendrán su Civil War, no tendrán su guerrita espléndida. Un amigo muy religioso, cuando le compartí la primera versión de este trabajo, exclamó: «quiera Dios que no se atrevan a invadir Venezuela», y le respondí con una frase de Goethe: amigo, contra la estupidez hasta los dioses luchan en vano.

De todas formas, espero que prime la cordura, la sabiduría de la Dirección de la Revolución Bolivariana que les ha permitido sortear peligros y trampas. Espero que la solidaridad internacional, la ética y la honestidad de la mayoría de los gobiernos, logren parar la demencia del ególatra inquilino de la Casa Blanca y su corte.

La razón más elemental indica que se debe poner fin a la «estupidez concienzuda» del Imperio. Una guerra en Venezuela incendiaría la región.

Al final lo que surcó el cielo nocturno de Caracas fue un meteorito que cayó en la ciudad de Valencia, el universo Marvels, con sus tiras cómicas incluidas, no ha encontrado escenario propicio en la bella y heroica tierra de Bolívar y Chávez.

 Granma /  

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