Rómulo Gallegos es más recordado por su faceta de escritor que de presidente. En las letras demostró un ingenio indiscutible. Sus novelas –sobre todo Doña Bárbara de 1929– le dieron la vuelta al mundo.
Pero, ¿Cómo fue su desempeño político en el corto tiempo que estuvo al frente del gobierno nacional? Su cercenado periodo presidencial estuvo comprendido entre el 15 de febrero y el 24 de noviembre de 1948. Apenas nueve meses.
Bajo el auspicio de Acción Democrática, llega al poder tras resultar vencedor sobre Rafael Caldera (Copei) y Gustavo Machado (PCV), en las que fueron las primeras elecciones directas, secretas y universales en la historia de Venezuela.
No obstante, la recién nacida democracia estaba amenazada desde el principio. Una larga tradición dictatorial, arraigada en buena parte de la cúpula militar y ciertos sectores civiles, acechaba en las sombras.
Gallegos venía de una contienda “electoral” anterior, celebrada en 1941 en el seno del congreso, que estaba claramente parcializado a favor del candidato Isaías Medina Angarita, quien terminaría imponiéndose.
Sin embargo, la experiencia electoral 1941 le sirvió de plataforma para capitalizar su victoria seis años más tarde. Gallegos toma posesión del cargo en medio de una atmósfera convulsa, marcada por fuertes tensiones sociales, económicas y políticas.
Comenzó a promulgar nuevas leyes: Ley Orgánica de Educación Nacional, Ley contra el enriquecimiento ilícito de funcionarios públicos, reforma agraria. También se establecen organismo como la Corporación Venezolana de Fomento, que otorgaba créditos a nuevos empresarios que vendrían a rivalizar con los antiguos grupos que no estaban dispuestos a compartir el pastel.
Por debajo de todo esto se gestaba una conspiración. Su ministro de defensa y hombre de confianza, Carlos Delgado Chalbaud, en complot con los también militares Marcos Pérez Jiménez y Luis Llovera Páez, esperaban el momento justo para materializarla.
El golpe militar se puso en marcha el 24 de noviembre de 1948 y cobró fuerza estimulado por la oposición civil y la prensa nacional que resalta noticias sobre el salvajismo adeco que desprestigia al gobierno.
Se le exige al mandatario que tome distancia de Acción Democrática y mande al exilio a Rómulo Betancourt, a quien consideraban el maestro titiritero. Gallegos, fiel a sus principios, se niega rotundamente a ceder ante estas presiones y es arrestado en su casa ese mismo día.
Posteriormente, el 5 de diciembre, lo expulsan del país junto a su familia. Ya había probado la hiel del destierro con Juan Vicente Gómez por allá en 1931, ahora le toca enfrentarlo de nuevo.
Se refugia en Cuba. De ahí a Estados Unidos. Finalmente llega a México, donde muere su amada esposa, doña Teotiste Arocha Egui. Entre suspiros y sollozos, pasarán 10 largos años para que Don Rómulo Gallegos vuelva a posar los pies “Sobre la misma tierra” que lo parió.
Artículo de opinión escrito por J.M. Llerena – jmllerena@gmail.com
