La pandemia del coronavirus conllevó a cambios significativos para todas las personas en el desenvolvimiento de su rutina diaria, que va desde las modificaciones en su área laboral, pasando por las medidas de bioseguridad, hasta el comportamiento que practican en el hogar.
Luego de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) dictara las normativas de prevención contra el coronavirus, tales como: distanciamiento social, uso de mascarillas y lavado frecuente de manos, los ciudadanos desarrollaron mayor temor al aglomeramiento o reuniones, por el riesgo a contagiarse.
Los ciudadanos en todo el mundo también se vieron obligados a abandonar su contacto con el mundo exterior, algunos lo hicieron por voluntad propia y otros por cumplimiento a las medidas restrictivas de sus respectivos países, donde evidentemente los latinoamericanos no escaparon de esta realidad.
Por esta razón, muchos recurrieron al aislamiento en sus hogares para evitar el aglomeramiento y en otros países de Latinoamérica establecieron cuarentenas obligatorias. De manera que, al pasar mayor tiempo en sus hogares incrementaron la demanda eléctrica, por ende, se elevaron los costos de las facturas. El incremento también se debe al teletrabajo, pues implica un mayor uso de la electricidad en el hogar.
Otros tantos se dedicaron a derrochar, como el caso de México. Según un estudio de la energética Lutron Electronics, se evidenció que los ciudadanos del país Azteca desperdiciaron 1.5 horas de luz cada día.
Colombia y Perú también registraron una elevación considerable del servicio eléctrico. En el caso de Colombia, el consumo llegó a los 200 gigavatios por hora (GWh) y Perú lo superó con 300 GWh, de acuerdo con el XM, el operador del Sistema Interconectado y el administrador del Mercado de Energía Mayorista de Colombia y el Comité de Operación Económica del Sistema (COES).
No obstante, esta situación puede revertirse optando por electrodomésticos de clase energética A y sustituyendo aparatos convencionales por sistemas más modernos. Según los expertos, el uso de bombillas LED, televisores LCD y hornos eléctricos reducen el consumo energético notablemente si se compara con el gasto que generan las bombillas halógenas, televisores con clasificación energética D u hornos convencionales.
Otro de los cambios significativos en la pandemia del coronavirus fue el uso del transporte público, una amenaza latente para el contagio masivo de los usuarios. Las estadísticas más recientes demuestran una caída de la demanda del transporte público en un promedio del 75 %, según la aplicación del transporte público, Moovit.
De acuerdo con el estudio que desarrolló la aplicación en los primeros meses del año 2020, la ciudad de Lima fue una de las que registró una mayor caída con el 100 % del transporte, únicamente en el mes de abril. Seguidamente le siguen ciudades como: Santiago de Chile, Sao Paulo, Buenos Aires y Bogotá que alcanzaron el 90 %.
Ante la caída significativa del uso del transporte público, al menos ocho ciudades de la región tuvieron que recibir subsidios de los gobiernos para continuar con sus operaciones. En cambio, para los usuarios representó un ahorro entre el 4 al 10 % del gasto de su presupuesto.