La difunta objeto de esta crónica tuvo en su atormentada existencia altos y bajos, irrisorios éxitos y muchísimos fracasos. Su momento de mayor gloria y satisfacción política la vivió y disfrutó un mes de diciembre del año 2015, pensó que ahora se comería el mundo, que esta era su época decisiva para lograr su máxima aspiración y realización, todo era gozo, deleite y esplendorosa alegría.
Por fin tuvo un gran acierto después de tantos fracasos, desengaños y desilusiones acumuladas durante los años que lleva la Revolución Bolivariana dominando el escenario político venezolano.
Creyó la difunta que a partir de aquel diciembre de 2015 los días de la “cruenta dictadura” de Maduro tenía los días contados, que ahora sería pan comido la toma del poder político que el chavismo había conquistado o ganado a través de elecciones fraudulentas y amañadas, aunque la fallecida jamás presentó prueba alguna de delitos electorales, siempre se ufanó y desgañitó de su existencia y lo denunció a los cuatro vientos por todo el mundo para intentar hostigar y desacreditar el chavismo.
Tanto furor y deleite tuvo un punto de quiebre, no todo podía ser color de rosas, su organismo empezó a experimentar un gran quiebre y declive luego de haber paladeado la delicia que vivió aquel diciembre de 2015.
De repente su salud inició un proceso de descompensación y terminó por complicarse, su organismo se empezó a colmar de anticuerpos que anticiparían un desenlace nada halagador, los distintos órganos que integraba su cuerpo empezaban a entrar en un proceso de contradicción y agitación, no se soportaban los unos a los otros, pronosticándose un gran estallido.
Aliados, amigos y allegados, los rarísimos que le tenían un poquitín de afecto, le trajeron galenos de EE.UU. porque desconfiaban de los médicos comunales y cubanos, para sanar la salud muy debilitada de la futura difunta. Primero quedó en estado vegetativo y del coma pasó a mejor vida. La ciencia médica gringa nada pudo hacer y murió víctima de sus contradicciones internas.
Las causas de esta muerte prematura fueron la intensidad y agresividad de las peleas y enfrentamientos en el círculo familiar de la difunta que cada día que transitaba iba in crescendo y sin síntomas perceptibles de aliviar o superar en su totalidad. Su colapso se avizoraba inexorable.
Duelo es un término que, en nuestra cultura, suele referirse al conjunto de procesos psicológicos y psicosociales que siguen a la pérdida de una persona o cosa con la que el sujeto en duelo, el deudo, estaba psicosocialmente vinculado. El duelo, del latín dolus (dolor) es la respuesta emotiva a la pérdida de alguien o de algo.
El duelo es esa experiencia de dolor, lástima, aflicción o resentimiento que se manifiesta de diferentes maneras, con ocasión de la pérdida de algo o de alguien con valor significativo. Por lo tanto podemos afirmar que el duelo es un proceso normal, una experiencia humana por la que pasa toda persona que sufre la pérdida de un ser querido.
No se trata de ningún suceso patológico. Incluso hay quien sostiene que el duelo por la pérdida de un ser querido es un indicador de amor hacia el fallecido o la fallecida. No hay amor sin duelo por la pérdida.
Por extraño e insólito que parezca, la inmensa mayoría de los familiares y parientes, incluidos padres e hijos de la difunta objeto de esta crónica, no exteriorizaron ni hicieron gala de ningún síntoma de dolor, guayabo, duelo o pena por su partida física.
Lo asombroso es que tampoco le desearon tan siquiera un descanse en paz, ni una lagrima ni una nota de duelo, ninguna manifestación de sufrimiento ni difusión de su deceso, como si quien muriera fuera nadie o un ser insignificante que no tenía dolientes.
La muerte de alguien o algo es una experiencia triste que cada persona la vive a su manera, ese no fue el caso de esta difunta. La única nota de su anticipada muerte la reseñó un diario español, El País.
Vale recordar que en vida la mayoría de los medios de comunicación hegemónicos del mundo le dieron colosales centimetrajes en sus periódicos, pero luego de su fallecimiento ignoraron ex profeso su deceso político. Enigmas de los medios.
Aparte de todo lo extraño que parezca la anterior narración, lo más insólito estaba por descubrirse y eso lo narraremos en la segunda entrega. No se lo pierda.
Alex Vásquez Portilla