Ahora le está tocando a Puerto Rico vivir el talento de la guariqueña María Ascanio vistiendo los colores de la Universidad Católica. La alumna del profesor Lucirio Garrido que en estos momentos sigue las instrucciones en el país boricua de José Fornes reconocida figura del atletismo en la Isla.
Las facultades de María son naturales para el atletismo, su cuerpo, sus capacidades aeróbicas. Su conducta a la hora de correr nos pone en presencia de una atleta que tiene todas las propiedades para mantener una carrera longeva en el mundo del deporte.
Hemos sido testigos del esfuerzo de sus padres para que ella esté entre uno de los nombres más llamativos de este deporte en Latinoamérica.
El mérito también es de ella, ya que con paciencia y la serenidad de su juventud supo esperar su momento, aquí en mi pueblo dicen: “Las cosas que se van a dar, se dan, sin necesidad de forzarlas”.
Recuerdo que la primera vez que la entrevisté fue hace dos años, todavía con su cara de niña y con tanta timidez pero muy decente.
Un tono de voz bajo, típico del nerviosismo, aunque en su mirada se expresaba la esperanza de triunfar e igualar a sus máximas figuras: Mo Farah y Dibaba. De allí es que le decimos “La Dibaba de Guárico”.
Su evolución ha sido grande, con un claro roce internacional, desde aquella ocasión que todavía no había salido del país para competir. Y es algo evidente, a María no la podemos ver como una máquina que corre o que veamos solo sus tiempos y marcas. Es atleta, si, pero también es una joven con muchos sueños que jamás se hartado de sus logros deportivos para sentirse superior.
Es una promesa hecha realidad porque cada meta que se planificó se viene cumpliendo. Hoy destaca en la Liga Universitaria de Atletismo en Puerto Rico pero confiando en los tiempos de Dios.
Tuvimos la dicha de conocerla, de seguir sus inicios, de escribir muchas victorias. Tenemos en la actualidad la satisfacción de que María Ascanio vuela sola y anda buscando su propio rumbo en el deporte mundial.
Emilio Pino Salinas / El Tubazo Digital