Un grueso fajo, un millón de bolívares a 100 unidades del billete de 10.000, pesan solamente 115 gramos. Quienes venden estos billetes prefieren pesar el total en lugar de contar cada uno.
Ignorando el valor de cambio oficial, e incluso el del mercado paralelo, el dinero contante y sonante puede llegar a costar hasta el doble de lo que reflejen sus letras y numeros impresos, según señala María Zavarce, venezolana que tuvo que transferir dos millones de bolívares desde su cuenta bancaria para que le pudiese ser entregado un solo millón en billetes.
Con ese dinero, y las remesas que le mandó de su hermano de Perú, Zavarce logró costear el viaje de su hermana y su esposo desde Yaritagua (en el norte de Venezuela) hasta Cúcuta, en el lado colombiano de la frontera. El plan a partir de allí, es emprender un viaje de seis días hasta Lima, donde esperan empezar una nueva vida.
Dame Dos, Toma Uno
Las enormes dificultades para conseguir billetes en Venezuela provocaron la aparición de especuladores que venden bolívares en efectivo a precios que en la mayoría de los casos alcanzan un aumento estándar de hasta un 120% de su valor nominal, una actividad especulativa que no está regulada ni en Venezuela ni en Colombia, como sí lo están los cambios entre las monedas de ambos países.
Este jueves, el gobierno venezolano anunció que, a partir del 4 de junio próximo, le quitaría tres ceros al bolívar y por lo tanto emitiría nuevos billetes como una medida para combatir la inflación pero también para evitar la extracción de efectivo hacia Colombia.
Sin embargo, debido al vacío legal, Zavarce y tantos otros venezolanos tienen que apelar a este tipo de transacciones cuando existe urgencia por conseguir efectivo.
A los que viajan, de poco o nada les habrían servido las tarjetas bancarias en la mitad del camino y por eso María Zavarce tuvo que darle un millón de bolívares de más a los que le vendieron los billetes.
“Cuesta tanto conseguir dinero y los venezolanos tenemos que regalarlo para conseguir billetes. Se aprovechan de la situación que estamos pasando”.
No es la única que opina así, para constatarlo basta sentarse unas horas en el Parque Santander de Cúcuta y conversar con los cientos de venezolanos allí presentes, donde varios de ellos cuentan que cruzan la frontera para conseguir los billetes que casi no consiguen en su país, que con lo que pueden retirar de sus cuentas en los bancos de allá “no alcanza para nada”, porque el límite oscila entre 10.000 y 30.000 bolívares por día.
La firma de asesoría económica Ecoanalítica dice de la situación que “el mercado está comenzando a reconocer la escasez al fijar comisiones cada vez más altas a las compras de dinero efectivo a través de transferencias bancarias”.
Búsqueda de bolívares
Pareciera que en Cúcuta y sus alrededores está buena parte de los bolívares que escasean en las poblaciones fronterizas venezolanas.
La Parada es un barrio que durante décadas vivió del comercio, contrabando y el cambio de divisas colombianas y venezolanas. Allí, en una de sus avenidas, se puede ver a una larga fila de cambistas y comerciantes de divisas que todos los días convierten pesos colombianos en bolívares y viceversa.
Los que los compran y los que los venden los transportan en mochilas y hasta maletas, porque por su depreciado valor solo sirven cuando están agrupados en grandes cantidades, por eso los cambistas optan por pesarlos con sus básculas eléctricas.
En ese lugar se puede ver cómo bastan un par de billetes colombianos de alta denominación para comprar un montón de fajos del papel moneda venezolano. Bastando 26.000 pesos colombianos (menos de US$10) al momento de este reportaje para comprar un millón de bolívares.
“Acá llegaron los billetes de 100.000 bolívares (lanzados en Venezuela en noviembre del año pasado) antes que a los bancos de Caracas“, dice con humor uno de los cambistas mientras comparte una cerveza con sus socios.
Algo que suena a broma, pero el concejal del municipio fronterizo de Bolívar, estado de Táchira, Carlos Chacón le asegura a BBC Mundo que sucedió algo así.
“Yo los vi por primera vez en Cúcuta, antes que en Táchira. Llegaron primero a la frontera que a los bancos de Venezuela”.
La autoridad, del partido opositor Primero Justicia, relató que él también tuvo que ir a Cúcuta a comprar bolívares al doble de su precio para pagar la atención médica de su pequeña hija en Venezuela.
“Un día se cayó el internet y la telefonía y no podía pagar con tarjeta a la pediatra que debía atender a mi hija en Táchira“, cuenta la autoridad.
Chacón señala que la única opción fue cruzar a Cúcuta para comprar bolívares, pagándolos al 120% más de su precio con una transferencia bancaria.
Varios métodos
La crisis de efectivo en Venezuela no solo se vive en las fronteras y Cúcuta no es la única fuente de acceso a bolívares. Grupos de Facebook y de Whatsapp también se han convertido en un método eficiente para la compra de efectivo con sobreprecios que van del 40% al 90%.
María Zavarce, quien tuvo que hacer varias de estas transacciones, señala que la metodología es simple: vendedor y comprador se ven en un lugar público y, después de realizada la transferencia bancaria a través de un celular o computadora, se entregan los fajos de billetes.
En esos mismos grupos también se encuentran ofertas de aceite, harina, arroz y otros productos con costo diferenciado entre el pago en efectivo o con tarjeta. Una botella de aceite, por ejemplo, se oferta en 150.000 bolívares pagando por transferencia, pero el precio baja a 120.000 si se cancela en efectivo.
Producto escaso
El gobierno de Nicolás Maduro ha atribuido la escasez de billetes al mercado negro instalado en la frontera con Colombia y asegura que este fenómeno indujo la hiperinflación en su país.
El informe de Ecoanalítica señala que ese sería apenas uno de muchos factores que constituyen la crisis económica general que atraviesa el ese país.
Y, consultados por BBC Mundo, los cambistas en el lado colombiano niegan estar acumulando efectivo venezolano.
“Imposible, porque estos billetes todos los días valen menos”.
Según una colombiana que prefirió no dar su nombre, se trataría de venezolanos asociados con algunos colombianos, porque así, a través de sus redes es que consiguen los billetes desde allá a través de sus redes. Ella recuerda que antes, “hace mucho tiempo”, era precisamente la cotización en alza del bolívar lo que le daba de comer a los comerciantes de divisas.
Ahora el negocio ya no está en el valor de la moneda venezolana en sí. La ganancia se debe a que esos billetes, que cada vez tienen menor poder adquisitivo en un contexto de hiperinflación, ahora se han convertido en un recurso escaso y paradójicamente valioso.
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