Caracas.- La FAO destacó en un comunicado que, en la mayoría de esos productos, ese tipo de etiqueta incrementó el precio final debido a que los consumidores están dispuestos a pagar más por alimentos asociados a características únicas de sabor, color o calidad
Roma, las etiquetas que indican el origen geográfico de los alimentos pueden aumentar hasta un 50 % su precio final, según un informe difundido hoy por la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
El estudio, elaborado junto con el Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo (BERD), establece que los alimentos registrados con una etiqueta de indicación geográfica están valorados en más de 50.000 millones de dólares (41.066 millones de euros) al año en todo el mundo.
En concreto fueron analizados nueve casos, entre ellos el café de Colombia, el queso manchego de España, el vino brasileño Vale dos Vinhedos, el azafrán de Marruecos, el té Darjeeling de la India y el pimiento Penja camerunés.
La FAO destacó en un comunicado que, en la mayoría de esos productos, ese tipo de etiqueta incrementó el precio final, con un valor añadido de entre un 20 y un 50 %, debido a que los consumidores están dispuestos a pagar más por alimentos asociados a características únicas de sabor, color o calidad.
Las indicaciones geográficas son una estrategia de los sistemas de producción y comercialización de alimentos que, según el economista del Centro de Inversiones de esa agencia Emmanuel Hidier, “pueden suponer una senda hacia el desarrollo sostenible para las comunidades rurales”.
De ese modo, añadió, se fortalecen las cadenas de valor y se mejora el acceso a mercados que ofrecen más remuneración.
El estudio pone el ejemplo del café colombiano, cuyos precios dependen del mercado mundial pero son superiores a los de otros granos y benefician a los pequeños productores.
Su federación nacional de cafeteros (Fedecafé) protege la reputación del producto y asegura la redistribución del valor añadido entre los agricultores estableciendo un precio mínimo de compra, al tiempo que se combinan la indicación geográfica con distintas marcas.
En relación con el queso manchego, la FAO y el BERD apuntan que su denominación de origen protegida ha permitido proteger ciertas razas de ovejas y reconocer el modo de hacer tradicional frente a la competencia en el sector.
Además, la organización y la apertura a las exportaciones han facilitado a los productores que permanecen en el sector desarrollar nuevos mercados como el de Estados Unidos, dentro de una estrategia a largo plazo.
La jefa de Agronegocios del citado banco europeo, Natalya Zhukova, recalcó que las etiquetas que señalan el origen geográfico han generado “un desarrollo rural positivo en países como Francia e Italia”, y animado a otros gobiernos y socios a apoyar ese tipo de procesos y mercados.
El registro de esas indicaciones siguen las regulaciones de cada país, si bien a nivel internacional están protegidas por un convenio multilateral sobre derechos de propiedad intelectual reconocido por los miembros de la Organización Mundial del Comercio.
El estudio también llama a considerar obstáculos como los requisitos demasiado técnicos o costosos que a veces deben afrontar los pequeños productores tradicionales, o el impacto ambiental de actividades relacionadas con la explotación de los recursos naturales.
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