Para la mayoría de la población las fiestas navideñas pintan color de hormiga. La hiperinflación hace polvo cualquier sueldo o salario. Y la escasez hace cambiar los hábitos alimenticios. Es una guerra por la subsistencia y la sobrevivencia en una economía de guerra. Que aprieta el ya delgado cuello de una buena parte de los habitantes de este país. La inflación galopante se come los sueños de la gente y hace desaparecer la tranquilidad y la calidad de vida de la familia. Es como un monstruo hambriento y perverso que consume y consume sin parar dejando detrás de él una estela de necesidades no satisfechas y de esperanzas vulneradas. La vertiginosa desvalorización de la moneda impulsa un vergonzoso empobrecimiento de las personas. Empujándolas sin pausa hacia la ruina y la miseria de naturaleza casi infrahumana. Se ven en las calles y frentes de las casas a individuos comiendo en las basuras y botaderos de desechos…
Empobreciendo a la población
No hay control de los precios y los acordados con empresarios no los respeta nadie. El gobierno mientras tanto dedicado a organizar en todo el país actos para juramentar a los alcaldes electos el 10-D. De diálogo con la oposición en República Dominicana, para alcanzar la paz de la nación, y negociar temas en su mayoría de naturaleza política. Un diálogo desacreditado y de baja prioridad para los venezolanos, a pesar de su gran importancia. Los temas tratados forman parte estructural de los modelos y estrategias que ellos proclaman y defienden. Por lo que no aparece en la agenda el presente y prioritario asunto de la hiperinflación. Hecho que dificulta llegar a negociaciones concretas. Para mucha gente este cuadro hace más creíble la tesis de que en las estrategias del gobierno juega papel importante el empobrecimiento de la población. Para controlarla y fortalecer programas y misiones gubernamentales. ¿O será que son actos de distracción?
Un país caotizado
Para la gran mayoría de los venezolanos el principal y único problema es el económico. Insensible ante los temas políticos. En él colocan los precios de los alimentos, los bajos ingresos, el minúsculo sueldo mínimo y la escasez de alimentos y medicinas. Una economía dolarizada frente a un raquítico valor de la moneda nacional. La situación es tan grave que suponemos que en más de la mitad de la población no comerán las tradicionales comidas navideñas y destacará la ausencia de los pesebres. El niño Jesús no traerá sus esperados regalos a los niños y la cena en familia se pospondrá para mejores tiempos. Un país caotizado y una población ávida de ambiente navideño y religioso. Mientras, el gobierno regala bonos y aguinaldos a una buena parte de la gente más pobre, para mitigar su hambre y superar en parte sus miserias e infortunios. Un Poder Ejecutivo asistencialista y clientelar a la “N” potencia. Que demuestra sin ambages ni ambigüedades su carácter autoritario y centralista.
Lo más grave de esta perversa inflación es que el gobierno actúa como si no existiera. Ocupado como hemos visto en asuntos de su principal interés político y de su estrategia electoral. Colocando en segundo lugar la gravedad de la situación económica. Y atendiendo a solo un sector de familias. Para la ciudadanía en general no se ve luz al final del túnel y la crisis se empeora cada día. Continúa la migración hacia diferentes países del mundo sobre todo de jóvenes que no ven futuro ni oportunidades de sus proyectos individuales. Los secuestros, robos y asaltos se multiplican a granel y la inseguridad de bienes y personas es el pan de cada día. ¡Ya no se está seguro ni siquiera en los hogares! Bandas armadas pasean por las calles impunemente en busca de víctimas, mientras la seguridad pública brilla por su ausencia.
Feliz Navidad y Año Nuevo
De acuerdo a Cendas-FVM, la canasta alimentaria tuvo un costo en el mes de noviembre de 3.822.128,50 bolívares. Mientras en el mes de octubre fue de Bs. 882.769,61. Con el último ajuste del salario mínimo del 30%, solo se podrá adquirir el 4,6% de la canasta alimentaria. Aquí se observa una dramática baja de la capacidad adquisitiva del salario. Una onda de nostalgia y pesar entristece a la familia venezolana. Acostumbrada por tradición a festejar en grande la época navideña y llegada del nuevo año. Tiempo de perdón y unión familiar. Donde despunta el reencuentro con Dios, parientes y amigos. Y nuestras plegarías se elevan solidarias y afectivas por todos los seres humanos. Frente a la oscura realidad FELIZ NAVIDAD Y MEJOR AÑO NUEVO, a todos.
@efecepe2010