Caracas.-‘Green book’ es una de las ocho películas nominadas al Óscar con más opciones de llevárselo para casa. Estamos ante un año mucho más igualado de lo habitual, con ‘Roma’ como principal favorita, pero no son pocos los que dudan que la Academia vaya a premiar a una película mexicana, hablada en español y encima de Netflix.
La película de Peter Farrelly se presenta como la alternativa más viable al ser una propuesta más accesible para todo el público y quizá por ello le estén saliendo polémicas de todas partes. Habrá que ver si eso acaba jugando en su contra a la hora de recibir más premios, pero lo que debería importarnos es que es una pequeña delicia con un guion impecable y dos actores que bordan sus personajes.
La extraña pareja
‘Green book’ parte de una historia real para contarnos la improbable amistad entre el segurata de un club y un refinado pianista. La distancia entre ambos mundos se amplía porque el segundo es afroamericano y el segundo deja bien claro su racismo antes de presentarse a una oferta de trabajo para ejercer como conductor del personaje interpretado por Mahershala Ali.
La primera base que asienta la película es un acercamiento ligero a la historia, encontrando la forma de que todo fluya de forma natural. Aquí no hay grandes gestos que explican la diferente forma de ver el mundo que tiene el personaje con el rostro de Viggo Mortensen. Lo más parecido sería cuando ve a su jefe tocando el piano por primera vez, pero incluso entonces su relación va sufriendo diferentes altibajos que logra que uno se crea totalmente la amistad que surge entre ellos.
Además, la propia actitud de los personajes va moldeándose ligeramente para marcar una aproximación entre ellos, algo que se hace tanto a través de detalles más directos -el momento del pollo frito- como mediante otros aspectos de un guion muy trabajado. Tampoco me olvido de las maravillosas interpretaciones de Mortensen, intachable en su rol de italoamericano, y Ali, que maneja con una facilidad asombrosa las particularidades de su personaje.
‘Green Book’ merece la nominación al Óscar
De hecho, la película se resentiría sin el trabajo de Mortensen y Ali, ya que ellos elevan aún más lo que viene desde el guion, algo que la puesta en escena de Farrelly, también co-guionista de la cinta junto a Nick Vallelonga -hijo en la vida real del personaje de Mortensen- y Brian Currie, tampoco hace en demasía. Toda está bien resuelto desde la dirección, pero le falta algo para destacar tanto como el guion y sus protagonistas.
Y es que el principal logro de ‘Green book’ está por encima de cualquier mérito técnico que pueda tener la película: el hecho de que el espectador abandone la sala con buen cuerpo -en un efecto comparable al de cartas que manda el personaje de Mortensen a su esposa-. Eso es algo que muchos títulos se proponen conseguir pero acaben excediéndose o quedándose cortos en algún punto. ‘Green book’ lo borda en ese aspecto, ya que no tarda nada en dar con el tono idóneo para lo que nos está contando.
Eso último redunda en que es una película con mucho encanto que sabe transmitir su mensaje positivo, aunque para ello a veces peque de una notable falta de sutileza. Eso sí todo logra dar la sensación de tener una importancia equivalente para construir la improbable amistad entre sus dos protagonistas y cómo el racismo estaba arraigado con especial intensidad en ciertas zonas de Estados Unidos por aquel entonces.
En definitiva, ‘Green book’ es una de esas películas que hacen sentir bien al espectador, algo que consigue gracias a un guión en el que todo está muy medido y dos actores en estado de gracia. Es cierto que quien quiera desmontarla lo tendrá fácil por ir demasiado de cara, siendo quizá un poco evidente de más en algunas situaciones, pero es que tampoco pretende ser otra cosa y como tal funciona de maravilla.
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