Al sexo se le ha dado un lugar especial en nuestras vidas. En el caso de las chicas, te dicen insistentemente cuánto debes cuidar esa pequeña parte de tu cuerpo, que no la vas a entregar tan rápido, que no se la des a todo el mundo, que es algo muy preciado que llevas contigo y como tal merece un debido respeto. En fin… es un trofeo.
Con eso vamos creciendo las niñas
Los varones por el contrario, no deben guardarse mucho tiempo, para que sean machos de verdad. Y por supuesto deben hacer todo lo posible por obtener el trofeo de las chicas.
En estos últimos días le he dado muchas vueltas al asunto, porque como mujeres nos quejamos constantemente: el tipo lo que quería era eso y ya. Entonces viene el típico: debiste esperar más tiempo, le diste tu trofeo muy rápido… y así.
El hombre es predador por naturaleza, tiene un instinto sexual primitivo que lo domina, más que a la mujer. Como el león que mata por mero placer, el hombre busca la presa por la sola emoción que le genera la caza.
Pero creo que como mujeres hemos dado un valor exagerado a lo que hay en nuestras piernas. Que merecemos respeto sí, que no es para todo el mundo, también. Pero no es lo más preciado que tenemos. Lo tratamos como un trofeo y el hombre lo busca como trofeo.
Resulta que husmeando en los cerebros masculinos algunos coinciden que puede ser solo instinto por cazar, y que al obtener la presa ya no les interesa más.
Pero la gran mayoría explicó que aunque eran elevadas las expectativas que tenían al principio, luego de la intimidad las cosas cambiaron porque no era lo que pensaron, porque habían malos olores, porque se pintaba de una manera y al final resultó otra. Porque ella cambió, en fin, porque no era tan buena cama, en eso se resumió gran parte de las respuestas. Así que mujeres les toca hacer un curso.
Hay que reconocer, dejando a mi género expuesto,que siempre nos creamos una película y comenzamos a buscar “nuestras fallas” para saber porqué el tipo se fue. O tratando de descifrar su conducta porque ya no me busca como antes,aparece y desaparece, o incluso dejó las atenciones.
Para esto podríamos decir que la química no daba pa’ tanto. Ellos dejan el cortejo con toda la conciencia de que a nosotras nos encantaría que siguieran los detalles después del sexo(cuando nos enganchamos, claro).
Lo cierto es que tenemos más que ofrecer que una vagina, hay otras características que nos hacen únicas y especiales. Y esa pequeña parte del cuerpo no es lo más importante de nuestro ser íntegro.
Porque el trofeo no está entre las piernas, a menos que por un momento tengamos como meta común tener un buen orgasmo.
Aunque pensándolo bien, muchos orgasmos no siempre están en la mitad del cuerpo. Solo faltaría poner en marcha la imaginación y verás las estrellas varias veces.
Keimary Ruiz H./ CNP 20.296 /@keiruizh