La tecnología nos ha llevado a mostrar siempre lo mejor: las sonrisas, la alegría, la perfección. En conclusión, la mejor foto pa´las redes. Entonces estamos como en una burbuja, donde todo es bonito, porque es lo que debemos mostrar para que la gente crea. Sí en Instagram todo es bonito, pero ¡cuidado se acerca una púa!
Los comentarios llegan por doquier: “te está yendo muy bien ah”, “qué vida tan dura”, “así la vida es un jamón”, “no tiene de qué quejarse, lo tiene todo”.
Creo que todos en algún momento hemos juzgado la vida de alguien por lo que vemos en sus redes sociales, o por como lo vemos sonreír en la calle. El punto es que nadie sabe cuántas lágrimas cuestan las sonrisas.
Una foto es un instante, no es la vida misma
Y todo esto se enlaza a una nueva era de coach, de mentores, influencers, terapeutas; que envían mensajes llenos de optimismo, de superación.
Mensajes cargados de un: no te rindas, no te permitas bajar la guardia, no mires atrás, no retrocedas, no dejes de sonreír, ni se te ocurra entristecerte, no te detengas, dale que tú puedes, no llores… y así una cantidad de frases que no paran.
Pareciera que es un mundo de robots, donde todo está preestablecido y no hay margen a lo natural de ser humanos, eso de sentir, palpar, observar, equivocarse, tropezarse, y sí claro, levantarse.
Creo que esa nueva modalidad de terapia nos ha vuelto insensibles, sin tacto, inhumanos.
Pero es mentira que siempre estamos bien, en algún momento flaqueamos. En algún momento esa sonrisa es externa, pues por dentro nos sentimos derrumbados.
No podemos procurar que la vida sea una línea recta de puras alegrías y celebración. Padecemos una perdida, una mala decisión, sufrimos la ausencia de alguien, los planes truncados.
Añoramos y nos aferramos a la esperanza, pero lloramos si la sentimos perdida, flaquea nuestra fe. ¿Y qué con eso?
Es parte de nuestra humanidad, de ser racionales, emocionales. La sonrisa no está estampada en nuestro rostro como muchos pretenden. Estoy convencida que los momentos de tristeza son necesarios. Yo lo llamo volver a uno mismo, para reencontrarse, para reestructurar, para observar cómo vas y si vas en la dirección correcta.
Sin embargo, hay margen de errores, somos humanos.
Keimary Ruiz H. / Periodista / @keiruizh / C.N.P. 20.296