Elliot Abrams ha estados desde hace varias semanas en comunicación con Capriles y diseña una nueva campaña contra Venezuela, en la que se irá apartando con delicadas puntadillas al muermo de Guaidó.
Hoy Abrams lo considera la mejor de las fichas de la oposición, sacando del juego a la vez a Leopoldo López y a María Corina Machado.
Capriles ha ido cambiando de imagen que lo ha favorecido según Abrams, y un hombre que ha sido varias veces candidato a la presidencia de la república.
En 2013 llamó a una rebelión terrorista de grandes magnitudes contra el gobierno nacional que ocasionó enormes pérdidas al país, y que a la postre nos ha colocado en la terrible situación económica que estamos viviendo en este momento (septiembre, 2020), algo que el Departamento de Estado valora como muy positivo para apoyarle.
Ahora se lanza nuevamente a dirigir a la oposición luego que EE UU lo pusiera en banca desde 2014, abriéndole paso a Leopoldo López quien fracasó rotundamente.
Capriles viene cocinando sus planes desde tres años, cuidadosamente, hasta que ahora ha logrado acercarse a Elliot Abrams con mucho tiento.
Fue al Departamento de Estado e informó que se iba a casar y que tendría un hijo lo más pronto posible. Que le daría una nueva imagen a su modo de vivir y actuar.
Que tomaría un curso de filosofía intensivo e intenso sobre aspectos latinoamericanos en la universidad de Yale bajo la dirección de Moisés Naim. Todo le fue aprobado.
Cuidado, pues, con los planes de Capriles, quien vendrá transitando una segunda fase, planificada con EE UU y la Unión Europea, con varios filos peligrosos, uno de los cuales contempla solicitar el revocatorio contra el presidente Maduro, luego de que se entre en un terreno bien fangoso, en una etapa de baja intensidad guarimbera con los mismos planes y los protagonistas terroristas del pasado, pero mejor entrenados con el uso de las redes.
Puede haber un acuerdo secreto con Guaidó: Al mismo tiempo, al entrar Capriles en el combate electoral deja aparentemente al “gobiernito” de Guaidó bien desmadejado, pulverizado, aunque lo suyo, en el fondo, es manejar simultáneamente una táctica, de modo que también, a última hora, él pueda decidir retirarse de la contienda electoral.
La eterna pantomima en caso de que no se vea favorecido del todo, y con el fin de desacreditar en otra vuelta de tuerca más al gobierno nacional ante los cerdos de occidente.
El propio Capriles dice: “Yo no sé si este proceso electoral, la búsqueda de ese hecho político, se va a lograr, pero tenemos que dar la pelea. La gente me dice: ¿otra vez? Sí, lamentablemente otra vez, no nos queda otra. Es un falso dilema votar o no votar.”
Viene don Henrique decidido a recoger los pedazos de la oposición para entrar en un forcejeo de otro tipo, con una estrategia de tipo indirecta.
Va a echar a un lado al cadáver de Guaidó y demostrarles a los gringos que él puede sacar a Maduro del poder mediante unas acciones más finas y delicadas, que “no sigan produciendo un tormento y dolor muy grande para sus partidarios, porque el desencanto hacia la oposición en este momento es tremendo”.
Viene Capriles a jugar con el poder desde una asamblea que supuestamente no va a responder a los requerimientos momentáneos de Washington, aunque sólo sea pura fachada.
Capriles va a pedir que se acaben las sanciones, viene como una especie de salvador, porque luego se va a tirar a fondo por el referendo. Va a ceder para luego intentar ganar terreno, y recuperar las ilusiones que los opositores llegaron a tener en el 2002.
Todo está perfectamente estudiado con los asesores gringos. Desde la AN va a pedir una modificación de la Constitución para buscar un boquete desde el cual él pueda lanzar un nuevo modelo de país, con menos camisas de fuerzas para las fuerzas de la derecha.
Añade Capriles por lo bajito, OJO: “Esa asamblea que viene es a la que le toca designar el nuevo poder electoral, que es el que va a regir todos los procesos electorales, incluida una posible elección presidencial.
¿Qué nos ha dado la fuerza ante el mundo libre? Tener un poder legítimo. Y ese poder cumple cinco años el 5 de enero.
Una cosa es que Maduro haga fraude y pongamos otra vez al rey desnudo, lo que nos daría una legitimidad. La posición que hay enfrente quiere autoprorrogar la Asamblea, un Gobierno interino que no tiene control interno, una consulta que no es vinculante. Yo no quisiera perder esta oportunidad…”.
Con la muerte de Guaidó se entierra también a Leopoldo López y a María Corina Machado. Habrá que recomponer todos los cuadros. Vienen muchos más entierros. Viene igualmente una recomposición de las fuerzas internacionales: de la OEA, del Grupo de Lima, de la Unión Europea y de la clase dominante neogranadina, cuyo objetivo era tumbar al chavismo mediante una guerra.
A Guaidó mientras lo velen con sebo de burro, Capriles pedirá que las decenas de países que aún reconocen al intra-uterino, pasen a ser una especie de poder real en la sombra, pero manteniéndose al margen de la diatriba política, con apoyo para un proyecto de cambio más sutil y delicado.
Los escollos son enormes, el gobierno de Estados Unidos no puede ni quiere lanzar una invasión a un costo impredecible para todo el hemisferio. Lo han venido descartando.
El fin de Capriles ahora es tratar de llegar a un acuerdo con el chavismo para sacar al país del espantoso bloqueo y asedio gringo, pero a cambio de que se le vayan cediendo algunas parcelas políticas.
Capriles le pide a la Unión Europea que le apoye y que deje al estropajo de Guaidó a un lado.
Proclama: “¿Quién tiene en este momento una oportunidad estelar, protagónica? Europa. Por primera vez en 14 años se ha invitado a la Unión Europea a ser observadora electoral. Eso puede abrir un espacio de negociación para que esta elección no termine siendo un cálculo de nadie. Europa tiene una oportunidad histórica para ayudar a que este país recupere la democracia. Si hay condiciones, esta elección puede abrir nuevos espacios de acuerdos que permitan llegar a una elección presidencial. Si hacemos las cosas mal, Venezuela puede pasar de un autoritarismo a un totalitarismo, ocuparían todos los espacios de poder. La cubanización total de Venezuela”.
Se le ven todas las costuras a Capriles cuando dice: “Las sanciones deben ser utilizadas para negociar que en Venezuela vuelva la democracia. Y ahí está el grave error de quien creía que las sanciones iban a tumbar a Maduro. Las sanciones por sí solas no tumban gobiernos…. En la medida en que tengas claro para qué sirven las sanciones. Hay quien pensó que iban a generar un quiebre en el Gobierno. Hay que ser muy cuidadoso de que si aplicas sanciones fuera del Gobierno no afecte al tejido social, que lejos de fortalecer a los venezolanos en la lucha contra Maduro, los debilita. Las sanciones pueden tener el efecto contrario. Maduro no se queda sin gasolina, los venezolanos sí. Si nosotros somos más débiles, ese tejido social que necesitas para presionar al régimen, lo pierdes. Cuidado con debilitar un tejido social ya tan debilitado. En la medida en que eres más pobre, dependes más del Gobierno, en la comida, en el poco combustible… Eso es lo que le he dicho a algunos amigos en Estados Unidos: evalúen bien cómo están haciendo las cosas. Las sanciones son presión para negociar democracia.
Cuando le preguntan quiénes son esos AMIGOS se descubre totalmente que son los gringos quienes están también detrás de su plan: “Es gente del Gobierno de Trump, también del Partido Demócrata. Estados Unidos también tendrá un rol importante, le conviene que Venezuela se redemocratice”.
Todo un panorama escrito con grandes letras que todo revolucionario debería saber leer muy bien. El costo no puede ser que vayamos a perder el proyecto revolucionario a cambio de una supuesta paz del camposanto… OJO…
José Sant Roz