Caracas.- Recientemente celebraron un acto por haber alcanzado 100% de cobertura para los venezolanos con derecho a jubilación; en la tarima, el presidente Maduro acompañado por Jaua; y el “público”, el grupito del pueblo que siempre llevan, con la instrucción de mostrar exaltada aprobación por las dádivas que, como siempre, el Presidente se atribuye para sí, como si se tratase de una generosidad inédita, propia y específica de él.
Jaua, destacado miembro de la nomenklatura (ministro de varias carteras, vicepresidente ejecutivo, favorito de colitas de Pdvsa, príncipe consorte de las -por supuesto que quebradas- cementeras), se mostraba muy contento, pues, según, él habría formado parte, con Maduro y otros, del grupito de constituyentistas del 99 que habían cargado al Estado con las garantías sociales previstas en nuestra Constitución, y que articulan el solo título de la nacionalidad venezolana con vivienda, educación, salud, vestido, recreación y un larguísimo etcétera, y ello independientemente del trabajo, esfuerzo y ahorro de cada quien -Tomás Moro y ellos, utopía pura.
El Presidente ve la paja en el ojo ajeno y no advierte la viga en el propio (Lucas 6, 41-42), pues adujo que su colega de Argentina, Mauricio Macri, era un criminal por haber propuesto aumentar en su país la edad de jubilación, soslayando que, hace muy poco, lo mismo había decretado para su país el camarada Raúl Castro, el recientemente saliente presidente de la Cuba del mar de la felicidad, y que una iniciativa idéntica era la que, ese mismo día del show “Full Jubilación”, tenía al fraterno Daniel Ortega enfrentando guarimbas en Nicaragua.
Hay diferencias entre Macri, Castro, Ortega y Maduro: los tres primeros no quieren incurrir en el déficit fiscal por jubilaciones que no se cubren con ingresos ordinarios del Estado, porque eso es reconocida causa de inflación; y Maduro tiene un Banco Central que le pasa todos los billetes que necesita para pagar los gastos que él dispone, porque para él y el banco la hiperinflación es despreciable cosa tonta y burguesa. Lo otro distancia a Maduro de Macri, Castro y Ortega, es la disposición a manipular la ignorancia del pueblo que, en principio, acude jubiloso a la celebración de las regalías, sin advertir el veneno que contienen.
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