Junior Paradas / ¿Anuncio salarial:  Esperanza o falacia gubernamental?

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Guárico.-  A tan solo dos días del esperado anuncio presidencial sobre el obligatorio ajunte salarial, el pueblo trabajador venezolano, envuelto en una indescifrable incertidumbre ansían conocer, a que valor nominal el presidente ajustará el importe del salario mínimo nacional.

Especulaciones van y especulaciones vienes entre los diversos sectores sociales, señalando que el nuevo salario mínimo nacional será de doscientos mil bolívares, otros menos aventureros lo ubican a cien mil bolívares soberanos.

Ningún sector nacional lo refiere menos del monto mínimo antes indicado; más sin embargo, la realidad país es otra, que pudiera influenciar grandemente respecto de esa decisión y las alforjas del pueblo trabajador queden con los sueños rotos, imposibilitados materialmente para enfrentarse a la terrorista especulación del sector comercio, que para la fecha del treinta de abril 2019, le ha asestado un continuo incremento en los precios de los productos, frente a un ajuste salarial que aun no ha sido anunciado.

La crisis nacional demanda grandes decisiones, a través de las cuales se combata necesidades que afectan la voluntad general de la población; entre esas decisiones se encuentra el necesario incremento salarial, ya no visto como una política populista, sino como una decisión gubernamental ajustada a las demandas de pobreza que experimenta el país; un incremento salarial que permita elevar el compromiso de los trabajadores en sus servicios prestados, al ver posibilitada la alimentación de su familia.

 Ahora eso implica que tal ajuste debe ser decidido tomando en cuenta la realidad inflacionaria que a todos nos empobrece, lo cual demanda la contención de medidas de control y fijación de precios anunciados paralelamente con el incremento salarial.

Una congelación de los precios al valor en el que se encontraban el día 31 de marzo 2019; cuyos precios deben mantenerse por seis meses que vuelvan ajustarse, conjuntamente con nuevo el ajuste del nuevo salario mínimo.

La esperanza del pueblo venezolano se ciñe en la actualidad en el anhelado incremento salarial, es una fuerza país que clama desde el silencio de sus almas, un salario a partir del primero de mayo 2019, no mínimo de cien mil bolívares. El pueblo estima que de acuerdo con los precios que rigen el mercado puedan adquirir un poco  más de productos para la alimentación de su familia.

El gobierno debe contener a los comerciantes y perseguir a los bachaqueros que a diario suben los precios en una actividad informal, respecto de la cual nadie controla, evaden todo tipo de impuesto y le incrementan a los consumidores el alto porcentaje por el pago mediante punto de venta. Los bachaqueros y comerciantes en general justifican los incrementos de sus precios por la variación del valor de cambio del dolar paralelo, pero sus trabajadores siguen ganando el mismo salario mínimo y los consumidores pagando el terrorismo institucionalizado por el comercio venezolano, indistintamente sus características formal o informal.

            Resultaría un desconsuelo oír al presidente anunciar un ajuste salarial de un cincuenta, cien o más porcentaje, si el mismo no se ajusta a la realidad país que vivimos. No es la mediatización porcentual lo que espera el trabajador, sino un valor nominal que le garantice mejorar su condición de vida.

Las expectativas populares no deben ser abofeteadas por falacias gubernamentales que solo benefician a los especuladores, a los bachaqueros, a los distribuidores y a los comerciantes, quienes compran en bolívares y venden a razón del dólar paralelo.

Esperanza o falacia, el ajuste salarial es una realidad que el presidente debe anunciar,  para lo cual debe considerar dos aspectos elementales que imponen el binomio laboral, producción y productividad, la primera determina el compromiso de reactivar la producción nacional, la segunda estima el costo del nivel de productividad. No importa la inversión, importa cuánto se transforme la realidad país en beneficio de toda la nación.

Desde nuestra perspectiva laborista, consideramos una necesidad más que un derecho laboral, incrementar el salario bajo el principio de la suficiencia salarial, tomando como referencia el valor de la canasta básica nacional, para devolverle el significado productivo al trabajo del hombre, desacreditado como consecuencia de la inestabilidad de nuestra economía y a la ausencia de políticas protectoras que resguarden el valor trabajo, no como una mercancía humana, sino como el medio idóneo y efectivo para alcanzar los fines de la República.

En ese orden, el valor en el que debería anunciarse el incremento salarial, ha de ser el valor que a la fecha del primero de mayo 2019, señale los indicadores comerciales respecto a la Canasta Básica Nacional.

No es una fantasía la nuestra, ni una aventura desvinculada de la realidad país; la referencia de la Canasta Básica Nacional, la prescribe la Constitucional de la República Bolivariana de Venezuela, para poder incrementar el valor salario de los trabajadores del país.

Mandato este que ningún empleador venezolano desde el año 2013,  toma en consideración para contraprestacional los pagos de los servicios de sus trabajadores, indistintamente cual sea el nivel de ganancia que obtengan.

 Junior Paradas

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